Lo que en la actualidad queda como un vestigio de la cultura popular de los más mayores de Tosos, fue sin duda una auténtica revolución para las mujeres tosinas de los años sesenta del siglo pasado, pues la construcción de los lavaderos municipales puso fin a la incómoda manera de lavar la ropa de rodillas en el cauce del río, mejora considerable en una de las innumerables labores atribuidas exclusivamente a las mujeres, tendencia que afortunadamente está en proceso de extinción paulatina.

Este edificio, ubicado dentro del casco urbano, donde continúa surtiendo agua el manantial conocido como La Fuente, y cuyas aguas se aprovechan para su funcionamiento, ha sido objeto de diferentes reformas durante el presente 2014.

A principios de año, los empleados municipales hubieron de sustituir varios maderos y parte de la cubierta de cañizos y tejas que se encontraban en mal estado, y que con el tiempo habrían supuesto un riesgo de desprendimiento. Hecho que no es de extrañar, pues para que cumpla su función, este edificio se encuentra abierto a una zona de tendedores.

En las últimas semanas, el conjunto completo del edificio ha sufrido una limpieza generalizada y el cambio de color de sus paredes, que además lucían las antiestéticas pintadas vandálicas que por desgracia se siguen efectuando en muchos lugares.

El acondicionamiento más importante lo ha sufrido la zona de la fuente de agua no clorada, pues es agua de manantial de excelentes características para el consumo. Este surtidor, tan utilizado por los tosinos y por vecinos de otros municipios cercanos como Aguilón, ha sido engalanado con piedra caliza del monte de Tosos.

Lejos quedan los días en que los lavaderos se llenaban de mujeres, no solo para lavar, sino como su momento de relación social, ya que su presencia en los bares era cuanto menos nula, y lugares como este o las tiendas y el horno eran donde nuestras mayores hacían gran parte de su vida social.