En verano, con el final del curso escolar y las siempre esperadas vacaciones, muchos mezalochanos deciden volver, aunque sea para unos pocos días, al pueblo donde tienen sus raíces. Las calles, casi desiertas el resto del año, se llenan ahora de vida y voces y, lo que es más importante, de niños y jóvenes.

Desde el ayuntamiento se ha elaborado un nutrido y variado programa de actividades que abarcan: cine de verano, body combat, aerobic o bailes latinos (dentro y fuera del agua). Igualmente, enfocado para los más pequeños, no podían faltar los tradicionales hinchables, todos dentro del recinto de las piscinas que, como es habitual, se convierten en el centro de la vida social mezalochana, tanto por las actividades organizadas en ellas, como por el simple placer de relajarse con amigos y familiares en una buena charla en su terraza, con música, tapas, menús de comida y cena y ‘líquidos hidratantes’.

La Comarca organiza los siempre bien acogidos, cursos de natación, mientras que la Comisión de Fiestas, por su parte, llevó a cabo la Summer Party en el pabellón municipal como anticipo de las esperadas fiestas patronales de fin de mes.

Pese a la sangría que supone la despoblación, y a que vivir todo el año en el pueblo, para la mayoría, hoy en día se considere imposible, no podemos ni debemos permitir abandonar nuestro sentido de origen, de pertenencia a este lugar, de formar parte de una población, con su historia, su cultura y su identidad propias. Involucrar en todo ello a los más jóvenes es algo imprescindible, porque deben ser el motor que dinamice e impuse al resto, ya que, si ellos pierden su arraigo, todo lo demás de poco nos va a servir. T