Por segunda vez, y haciéndolo coincidir con las fechas navideñas, concretamente con el día de los Santos Inocentes, Alfamén recreó un episodio bélico de la guerra de la Independencia.

Cuenta la historia que un 3 de diciembre de 1811, las tropas del guerrillero Juan Martín 'El Empecinado' consiguieron reducir a 80 lanceros. Éstos eran jinetes polacos considerados la élite del ejército francés de Napoleón. Imagínense subidos a caballo lo que tenían que atemorizar. Un hecho que recogió Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales. Y el escenario elegido en esta ocasión para recrear tal episodio fue la orilla del barranco a la salida del casco urbano de Alfamén hacia Zaragoza, dónde pudiera haber ocurrido tal hazaña.

El acto, organizado por la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Alfamén, pretende rememorar la historia convirtiendo el episodio en un acto cultural y festivo para que mayores y pequeños pudieran disfrutar de lo lindo contemplando la vistosidad de los trajes militares de la época y del campamento instalado a la afueras del municipio.

Los países vecinos tienen una mayor costumbre recreacionista, aunque cierto es que en Zaragoza, y sobre todo fomentado por el bicentenario de los Sitios, se cuenta con dos grupos, por un lado están los los Artilleros de Aragón y por otro los Voluntarios de Aragón. Además, desde Burgos llegó el grupo de Lerma que cada junio revive su batalla napoleónica, y desde Valencia unos cuantos de otra asociación. En total fueron casi 50 actores que brillaron con luz propia gracias a la maravilla de trajes que portaron en el evento.

OCUPACIÓN Y BATALLA

El viernes tomaron prisionero al alcalde, echaron bandos por plazas al son del tambor y saquearon cuantas tapas había en las tabernas locales. Avisaban así de que Alfamén había sido tomado por los franceses y que si alguna casa ofrecía resistencia entrarían a llevarse todos los víveres y violarían a sus mujeres.

La residencia sirvió para dar cobijo a muchos actores, donde procuraron mimarlos con los mejores dulces populares de Alfamén. El parque municipal sirvió también para levantar el campamento típico que usaba Napoleón a la entrada de las ciudades que asediaba, y donde se dio un buen almuerzo de migas y huevos para propios y foráneos, mientras se admiraba el armamento y las diferentes armas. Los campesinos locales pudieron alistarse para defender su territorio.

En torno a las doce del mediodía, desfilaron hasta el barranco, lugar elegido para representar la batalla, los dos ejércitos y los alfamenenses, que iban ataviados como campesinos de la época para un mayor lucimiento. A los amigos de la independencia les enamoró una vieja construcción de adobe y sin techumbre, que sirvió para refugio del ejército español. A la entrada del pueblo, los campesinos, junto al cañón, disparaban con valentía como lo hicieran los héroes de nuestros antepasados y más de una foto pudo sacarse como si de la propia Agustina de Aragón se tratase.

En el Restaurante-Asador Valero Valero se sirvió un exquisito rancho "a lo pobre", y la Casa de Cultura sirvió para acoger una magnífica exposición de grabados de la época que reflejaban la Zaragoza anterior y posterior a la Guerra de la Independencia.

El presidente de los Artilleros de Aragón, José Luis Cintora Romero, ofreció una gran charla para entender mejor lo sucedido y el porqué defendieron con su vida nuestros antepasados, por lo que es importante que conozcamos nuestra historia.

Ya al atardecer, se produjo una escaramuza a fin de visualizar el fogueo de la pólvora por las callejuelas del casco de Alfamén hasta llegar a la plaza de España donde se finalizó con sonoros cañonazos.