76 vecinos de la localidad de Muel visitaron, el pasado mes de julio, la localidad francesa de Muël, situada en la Bretaña francesa, con la que está hermanada desde 2002. Fueron cinco días que giraron en torno a la Fˆte de la Moisson (fiesta de la cosecha), celebrada el 20 de julio.

Fue un acto oficial, en el que participaron los alcaldes francés, Marcel Minier, y español, Rafael Aliaga, junto a otros concejales que dio rigor y formalidad al evento, en el que también tuvo unas palabras la presidenta del Comité de Jumelage francés, Nadine Lamoitte. El acto se cerró con un intercambio de regalos que, en el caso español, fue un mural de cerámica popular de Muel con los escudos de ambas localidades y con un vino. Otro regalo les fue entregado por parte del grupo de jotas Amantes de la Jota, que participó en el encuentro.

Esta participación ha sido uno de los aspectos significativos del encuentro de este año. El grupo floclórico ha protagonizado un intercambio cultural nunca realizado hasta entonces. Los joteros muelenses, ataviados con sus trajes regionales, desfilaron el día de la fiesta junto a los franceses (ataviados igualmente con sus trajes tradicionales), dieron muestra de su saber "bailar y cantar" e intercambiaron pasos de baile y música con el grupo folclórico francés, que también participaba en la fiesta.

Los franceses hermanados conocen la cerámica de Muel, pero pocos habían tenido la oportunidad de modelar piezas con sus propias manos, situación que se resolvió este año, ya que Alfonso y Pepa sentados en sendos tornos, enseñaron a los franceses los rudimentos de la técnica. Todo ello en un stand, en la feria que se instala el día de la fiesta, en el que ponen a disposición del público productos de la tierra como vino, moscatel, dulces y cerámica. Los franceses, por su parte, hicieron demostraciones de juegos, labores y gastronomía, todo realizado a la antigua.

El resto de los días se sucedieron plenos de excursiones y encuentros entre familias. Cabe destacar la travesía de la bahía del afamado Mont Saint-Michel, siete kilómetros de arenas deslizantes y movedizas, que han dejado un muy buen recuerdo.

Este hermanamiento existe oficialmente desde 2002 y 2003, años en los que se firmó en Muel (España) y Muël (Francia) respectivamente. Sin embargo, el germen se produjo en 1998 cuando, por casualidad, una pareja francesa que viajaba en bicicleta, descubrió que existía una localidad española con el mismo nombre que la suya a 1.033 Km de distancia.

Desde entonces, cada dos años se producen encuentros de cuatro o cinco días en grupo. No obstante, los contactos se mantienen anualmente, pues los jóvenes de entre 13 y 18 años realizan intercambios y estancias en familias de mayor duración (15 días) para aprender el idioma, conocer las costumbres y establecer relaciones de amistad.

El encuentro de este año ha significado la consolidación del hermanamiento, que se encuentra en pleno apogeo dado el número de participantes, destacando la presencia de jóvenes y niños, que son los mayores beneficiarios de los encuentros, y que aseguran su pervivencia.

Aunque el encuentro ha acabado queda el recuerdo de los buenos momentos. El próximo será en 2016 y es menester de los españoles.