El mes de agosto es por excelencia el más festivo del año, las fiestas en honor a la Virgen del Mar se celebraron como estaban previstas, el tiempo acompañó y se pudo disfrutar de todos los actos. Encinacorba se vistió de gala para la ocasión, y este año el resplandor del farol que precede en las procesiones a la peana de la Virgen sorprendió a los vecinos, todo ello gracias a los hermanos Pepe y Pilar Pardos, oriundos del pueblo, que de forma altruista y en un tiempo récord para que pudiese mostrarse en las fiestas, restauraron lo que el tiempo y el uso ha ido deteriorando: vidrios rotos y quebrados, pintura y mecanismos para portearlo mejor.

Dicho farol fue donado a la Virgen a principios de los años 30, cuentan las generaciones mayores, que a su vez lo escucharon de sus padres, en una época en que se estaba construyendo la línea de ferrocarril Zaragoza-Teruel. Entonces, esta villa acogía a muchos trabajadores, uno de ellos tiró una botella desde un bar donde disfrutaba de su tiempo libre y desafortunadamente pasaba entonces un coche al que rompió las lunas provocando un accidente, no ocurriéndoles nada a los ocupantes. Entonces, en acción de gracias, Augusto Furriel y Petra Lázaro mandaron elaborar a los talleres Quintana de Zaragoza esta preciosidad y ofrecérselo a la Virgen. Por otra parte, la custodia que se procesiona para el Corpus Cristi ha sido rehabilitada por otro hijo del pueblo, Andrés Hijazo; y la asociación Amas de Casa de la localidad gestionó la restauración de los bancos de la iglesia, que fue posible gracias a los donativos de personas del pueblo y allegados a él.