El Callizo de Roquito, a la entrada de la localidad, luce su nueva cara tras años de abandono, algo que ha sido posible gracias a los fondos de la Agenda 21, de la DPZ.

La particular orografía del casco urbano de Mezalocha, asentada sobre un gran número de bodegas y cuevas perforadas, hace que algunas zonas se encuentren con problemas de filtraciones y hundimientos por el desuso de las mismas, como ocurría en éste caso.

Los nuevos tiempos han hecho que la utilidad de las cuevas haya quedado relegada, viendo reducido su uso prácticamente a fines de esparcimiento puntual, nada que ver con su primitivo destino, y su casi abandono incide directamente en los viales que se encuentran sobre ellas. Es por ello por lo que se decidió recuperar esta comunicación entre dos de las calles principales, las calles Mayor y Barranco, con su saneamiento, desagües y nuevo asfaltado, dando una nueva imagen y una mayor seguridad, tanto en el paso de viandantes, como a la estabilidad de las techumbres y eliminación de filtraciones.