Longares disfrutó entre los días 9 y 11 de mayo de sus tradicionales fiestas de la Santa Espina, que se celebran cada año en honor al Ecce Homo, obra del escultor Alonso Cano, que fue donada a la iglesia en la segunda mitad del siglo XVII, por el arzobispo de Granada e hijo adoptivo de Longares, Diego Escolano, y que cuenta con gran devoción por parte de todos los longarinos, así como de bastantes vecinos de localidades cercanas.

Las fiestas comenzaron con una merienda a base de bocadillos de bacon y queso, realizada por los miembros de la brigada municipal y el AMPA del colegio público longarino, que estuvo amenizada por la Banda de Almonacid de la Sierra, formación que también se encargó de poner música al rosario general y al baile de la noche de la víspera.

El viernes 10, día grande de las fiestas, tras la diana y la misa de Perosi cantada por el coro parroquial, los vecinos se trasladaron al pabellón municipal para disfrutar de un suculento aperitivo popular. Por la tarde, la Asociación de Mujeres Virgen de la Puerta preparó en la plaza una chocolatada para endulzar la tarde, que continuó en el pabellón con una concurrida fiesta de la cerveza Longaresfest. La jornada se completó con la suelta de un toro de ronda por las calles y una disco móvil con los dj’s Chema Cortés y David Herrando.

El último día de fiestas comenzó con un almuerzo a base de migas y huevos fritos, previo a un encierro por el recorrido de costumbre. Después, la caravana de Belentuela se desplazó hasta la plaza de Longares para convertirla en un lugar mágico donde se contaron historias y se cantó y jugó en familia.

Por la tarde, la gran orquesta Nueva Alaska ofreció un magnífico concierto que encandiló a los asistentes, y posteriormente se celebró una sesión de vaquillas con un pequeño susto que afortunadamente no pasó a mayores.

Por la noche, un toro de ronda y la música de Nueva Alaska y el dj David Diloy, pusieron el broche final a unas brillantes fiestas de primavera de Longares que resultaron muy animadas y participativas. T