Recientemente el arqueólogo de la DGA José Ignacio Royo visitó Aladrén confirmando el hallazgo de un yacimiento y la importancia del mismo. A estas fechas, Royo habrá elaborado el informe oficial correspondiente o lo estará haciendo.

En 1993 el Departamento de Arqueología de Aragón encargó al Ayuntamiento de Aladrén recuperar una punta de flecha de bronce palmeolada, hoy depositada en el Museo de Zaragoza, que hallada en el pueblo había quedado en manos privadas, señalando la importancia que tenía para el conocimiento y localización de los primeros usuarios de los metales en Aragón.

Claro está que si la flecha despertaba este interés, mucho más importante sería encontrar el lugar donde vivían los que la perdieron o la lanzaron. La flecha por sí sola no era un indicio preciso, ya que podía haberla perdido o disparado un cazador de un asentamiento lejano.

Ambos supuestos han quedado descartados: el yacimiento está intacto, en inmejorables condiciones para su estudio y muy cerca del lugar donde se encontró la flecha.

Hasta hoy el yacimiento se ha librado bastante bien de los dos agentes más destructivos, que son, no sé si por este orden, la erosión y la acción humana, y podemos suponer que permanece como lo dejaron unos 2.000 años antes de Cristo sus antiguos habitantes. Así debe seguir hasta que la autoridad competente disponga realizar su estudio por personal capacitado.

Es debida esta buena suerte a la ubicación del yacimiento en lo alto de una montaña de características singulares, cuya cima es un prado perfectamente llano y extenso, flanqueado por rocosas defensas naturales y coronado al Este por una enorme roca, que de algún modo parece la forma de un león, por lo que al lugar se le da el nombre de Peña del León o indistintamente Peña del Prado por el existente en el citado llano en que está el yacimiento y al que nunca ha tenido acceso maquinaria agraria mecánica alguna. Nunca ha sido arado ni cultivado.

El hallazgo no ha sido fruto de la casualidad, sino del trabajo y el tesón de Manuel Hernández Hernández y Santiago Andrés Agudo, dos jóvenes afincados en Aladrén. No es la primera vez que ambos colaboran con los arqueólogos de la DGA.

Así ha sido desde que en 1991 Santiago Andrés encontró dos instrumentos de piedra que, con el primer edil de Aladrén, presentó en la DGA. Fueron clasificados oficialmente como del período musteriense; o sea de unos cuarenta mil años atrás de la época actual.

Desde entonces, la labor de estas dos personas en sus ratos de ocio ha dado fruto de una extensa colección de muestras de todos los períodos de la Edad de piedra y sucesivos, procediendo siempre con exquisito cuidado, localizando claramente cada hallazgo, y dando cuenta del mismo.

Interrogantes

La Peña del Prado o del León presenta un montón de interrogantes, empezando por la propia peña con su curiosa forma. Santiago Andrés y Manuel Hernández examinaron uno de estos montones y vieron entre las piedras pequeños trozos de una cerámica que inconfundiblemente era de la edad del bronce. El detallado estudio del arqueólogo de la DGA lo ha confirmado.

Naturalmente, aunque el lugar se puede visitar, queda absolutamente prohibida cualquier modificación del enclave.

Como se dice a los niños, "se ve pero no se toca". Ciertamente en la Peña del Prado hay un tesoro, muy frágil, y además no se puede convertir en euros o en pesetas, sólo se puede convertir en un lugar de estudio y conocimiento.

LUIS ALEGRE AGUDO