Solicitado por los vecinos, nos pusimos en marcha para visitar esta zona de Aragón, que, delimitada por las sierras del Sistema Ibérico y los pequeños valles que las atraviesan, definen el marco de un variopinto territorio, aunado geográficamente por los ríos Mesa, Piedra y Jalón.

La industria tiene una importante presencia en torno a Calatayud. También el turismo constituye un buen aporte económico, favorecido por los balnearios de Alhama de Aragón y Jaraba

La primera población que visitaron fue Alhama de Aragón, conocida desde hace más de dos mil años a causa de sus aguas termales. Entre sus monumentos destacan la torre airosa de blanca piedra que constituye la edificación más antigua del lugar. En la plaza de Joaquín Costa se ubica la Casa Palacio, magnífica muestra de la arquitectura civil aragonesa del siglo XVI, como también lo es el Palacio de los Padilla, a escasos metros del anterior. En la calle Constitución se halla la iglesia parroquial de la Natividad de Nuestra Señora, que data de 1626, claro exponente de mudéjar con elementos barrocos.

A continuación, la villa de Calmarza, presentando un casco urbano en el que se aprecia buenas muestras de arquitectura popular creando pintorescos rincones cargados de encanto. En su entorno se presentan parajes de singular belleza como los cañones del río Mesa, donde se encuentra el hábitat adecuado para la procreación del buitre leonado. Tal es así, que la zona se ha convertido en una de las áreas más importantes de toda la Península Ibérica.

A escasos 6 kilómetros, se encuentra la localidad de Jaraba, afamado municipio por contar con una serie de balnearios con las aguas termales que fluyen en esa zona. En el balneario Sicilia nos invitaron a presenciar un video del funcionamiento de los baños y de sus propiedades minero-medicinales.

Luego, a Ibdes, que se ubica en un enclave privilegiado, rodeado de numerosos atractivos, naturaleza, arte y ocio. Con visita guiada se encaminaron a la imponente iglesia de San Miguel Arcángel del siglo XV y las Grutas de las Maravillas, formadas por los sedimentos del río Mesa. En la zona de Carenas, cerca del pantano de la Tranquera, degustaron los 60 viajeros una comida regada con un vino de la tierra.

Para terminar, visitaron Calatayud.