La doctora Inmaculada Tomás lleva desde los 24 años dedicándose a la medicina. En este periplo ha pasado por numerosos centros de salud, todos ellos de la capital aragonesa, y siempre atendiendo una consulta de Atención Primaria, un espacio en el que sus pacientes se han acercado a ella para pedir curación, pero también consejo y alivio.

La doctora lleva varios años vinculada al Distrito de Casablanca. Así, después de estar cinco años en el Centro de Salud de Casablanca Histórico, la doctora Tomás ha sido la primera jubilación del Centro de Salud de Valdespartera, al que llegó a la par que su apertura, el 1 de julio de 2010.

En este ambulatorio reconoce "que todo ha sido estupendo, los compañeros y los pacientes". Aunque señala que éstos son muy diferentes a los que trataba en Casablanca Histórico, ya que "son predominantemente jóvenes. El perfil es muy distinto en este nuevo barrio, muchas parejas con niños y usuarios de menor edad que en el otro ambulatorio", apunta.

También hay diferencias entre ambos centros en el número de pacientes por médico. En el Centro de Salud de Valdespartera "hay mucha más demanda. Los cupos son mucho más altos, lo que hace que se generara una gran demora", indica, algo que repercute directamente en las urgencias. "Creo que no se trabaja bien este tema, porque muchos acuden a ellas al no tener cita inmediata con el médico, algo que también es comprensible", puntualiza.

Si bien, a pesar de las dificultades, Inmaculada Tomás reconoce que "la medicina ha cambiado mucho en todos estos años", y que hay muchos más medios que cuando empezó. "La crisis no ha sido tan dura para mí en estos tiempos, aunque no sé que pasará a partir de ahora", comenta.

No obstante, Inmaculada Tomás explica que el numeroso índice de pacientes también hace que sea un poco difícil destinar los 6 minutos reglamentarios, "qué menos", dice, porque en este trabajo "se necesita hablar con los pacientes para aplicarles el mejor diagnóstico posible", comenta. A lo que se suma el factor humano: "somos a veces más psicólogos que médicos. Cuando una persona no tiene cura, hay que darle el consuelo que necesita", dice la doctora.

Es esto "lo mejor de esta profesión", reconoce. Un consejo que también da a los futuros médicos ahora en formación. "La medicina hay que aplicarla con rigor, nunca hay que dejar de estudiar, pero con mucha humadidad, porque hay pacientes que solo requieren eso, toda la cercanía posible", apunta la facultativa: "el médico más que médico es casi un confidente".

Esta relación paciente facultativo es "lo más satisfactorio de mi profesión", señala Inmaculada, "diagnosticas, pero sobre todo aconsejas, siempre con buena voluntad. Es algo muy gratificante. Se establece una relación muy intensa y personal", reconoce.

Ahora, Inmaculada ha dejado atrás su trabajo, pero no su vocación: "Sigo leyendo libros especializados, hay que reciclarse", indica. Para ello tendrá todo el tiempo del mundo. Por el momento, afirma que seguirá "acudiendo a Valdespartera para ver a los compañeros y a la peluquería, que la tengo enfrente del centro de salud". Además, "cuando ya haya aterrizado y me haya centrado en mi nueva vida, dedicaré más tiempo a las cosas que me gustan, a hacer algo de deporte o alguna actividad física moderada y a mi familia". Siempre acordándose de su profesión: "La medicina es totalmente vocacional. Cada uno la vive de una forma especial", apunta.