Han pasado 11 años desde que Juan Alberto Belloch se estrenase como alcalde de Zaragoza después de ganar al PP que entonces lideraba José Atarés. Tras cuatro años como líder de la oposición, algo más de 4.000 votos de diferencia permitieron al socialista ostentar la Alcaldía en un primer mandato en el que Zaragoza vibró y se emocionó con la concesión de la exposición internacional del 2008, sin duda el proyecto estrella del alcalde y el que más ha cambiado la fisonomía de la ciudad.

Inmersos en obras y preparativos, los zaragozanos votaron otra vez en el 2007 y volvieron a dar la Alcaldía a Belloch, que obtuvo 13 concejales y 115.723 votos frente a los 103.191 del Partido Popular, que encabezaba entonces en el consistorio la actual consejera de Educación, Dolores Serrat. Si en la legislatura anterior Belloch había pactado con Chunta en esta lo hizo con el PAR.

Quedaba apenas un año para la inauguración de la Expo. La celebración de la muestra supuso una inyección de más de 2.200 millones de euros en la ciudad, con iconos arquitectónicos como el pabellón puente de Zaha Hadid, la Torre del Agua, el frente fluvial, las riberas recuperadas como zona verde para los ciudadanos, el Parque del Agua, el corredor verde... Zaragoza comenzó a vivir de cara al río también con infraestructuras renovadas, se cerraron los cinturones, se amplió el aeropuerto y la ciudad estrenó también la estación de Delicias. Se puso en marcha la Terminal Marítima de Zaragoza, una de las más punteras de España. Pero sin duda la consecución de la Expo y lo que ello supuso en el cambio de modelo de ciudad es lo que más recuerda Belloch de su paso al frente del consistorio.

A pesar de ello, las urnas no fueron complacientes con el alcalde. Quizás por la debacle vivida por el Partido Socialista en toda España o quizás porque la marca Belloch ya estaba agotada, pero en el 2011 el PP, con Eloy Suárez como candidato, le sacó más de 45.000 votos al socialista. Con solo 10 concejales frente a los 15 de los populares, Belloch se invistió como alcalde con los apoyos de CHA e IU. Con los 16 concejales que suman las tres formaciones se han aprobado presupuestos y se ha dado, ya sin grandes proyectos de ciudad, un cariz más social a las políticas municipales. Y eso que el mismo Belloch expresó su deseo, en su día, de que la ciudad nunca fuera gobernada por un tripartito de izquierdas.

Con la crisis de telón de fondo y tras la renuncia a Expo Paisajes (y con ella la imposibilidad de cerrar la orla este, uno de los proyectos que más ha sentido tener que desechar) y a la organización de los Juegos de Invierno de 2022, la ciudad se centró en el tranvía, sin duda el legado más importante que Belloch ha dejado a la ciudad después de la Expo. El alcalde, que siempre dijo que se fijaba en Toulouse como modelo de ciudad, inauguró la línea Valdespartera-Parque Goya y ha preparado el camino para poner en marcha una segunda línea este-oeste que, en todo caso, se hará o no realidad en la próxima legislatura.

LOS VECINOS OPINAN

Son las luces y las sombras del gobierno de Belloch. Sobre él, algunos colectivos vecinales hacen balance, entre ellos, los de Casablanca.

Para Raúl Chueca, de la asociación Arqueros, de Arcosur, su máximo reconocimiento es porque "recibimos su apoyo para impulsar el barrio y se lo reconocemos, pero varios años después seguimos sufriendo muchas carencias y por eso nos mostramos insatisfechos con su gestión. Siempre digo que no pedimos nada que no tenga el resto de barrios. La frecuencia del bus sigue siendo de 30 minutos, no existe un servicio asignado de limpieza, no contamos con un potrero para que jueguen los niños como existe en otras zonas de la ciudad. Después de años de mucho gasto, ahora vemos que con la crisis se van haciendo pequeñas cosas según aparezcan las reivindicaciones. En ese sentido, vamos a seguir al pie del cañón".

Por su parte, para Gonzalo Martínez, de la asociación Tomás Pelayo, el alcalde "siempre se ha mostrado muy receptivo y simpático. Nos haya hecho caso o no. Pero al final, después de tantos años de relación con los políticos, he salido muy quemado. Yo, como presidente, quiero participar, pero no me han hecho caso. Recuerdo que para la Fuente de los Incrédulos hubo que ir detrás de ellos durante seis años. Fui de los que aposté por el metro en lugar del tranvía. Málaga ahora me da mucha envidia. Antes teníamos una mejor movilidad. Al alcalde le perjudicó pactar con otros partidos para seguir gobernando. Hay que tener un respaldo suficiente para hacer cosas por la ciudad. Debería gobernar el más votado".

También de Casablanca es Ana Anta, presidenta de la asociación El Olivar de Casablanca-Las Nieves. Para ella, "no ha cumplido lo que prometió. Las promesas sobre el uso del embarcadero y el polideportivo quedaron en un cajón. Lo peor ha sido el imponernos el tranvía. No se lo pedimos. Las arcas están vacías. El transporte también deja mucho que desear. A raíz de decisiones como esta, se ha ido alejando de los ciudadanos".

Según Rosa Burgos, de la AVV Los Sauces de Montecanal, "le han metido un gol con lo de Tuzsa, deberían controlar el servicio y obligar a que sea de más calidad. No se cumplen las frecuencias. No consensuó con los vecinos el plan de movilidad y eso ha creado un problema. Se empeñó en hacer navegable el Ebro con el azud. Sí me alegro de la expansión de la bicicleta. Le ha faltado mayor participación ciudadana. Y las partidas paras los colectivos vecinales son ridículas".

Lorena Gregorio, de la asociación Los Montes de Valdespartera, dice que "no nos hemos olvidado de que hace unos años dijo públicamente que Valdespertera no era un asunto que le preocupase. Como tampoco nos hemos olvidado de que en el recinto ferial estaba previsto la construcción del parque Libro de la Selva y luego los grupos políticos votaron para cambiar el plan. Seguimos sin polideportivo y los parques están muy mal cuidados. Hay que aumentar las frecuencias del tranvía. Nos da igual su marcha. Nos da igual quién esté en la alcaldía. Queremos los servicios que faltan".