Paquita ha encontrado un resquicio de luz por el que atisbar un horizonte de esperanza. Después de sufrir hace unos días la terrible pérdida de su pareja en circunstancias trágicas, sumergirse en una pesadilla de la que no veía forma de despertar y ver cómo el mundo se le venía encima con dos pequeños a su cargo y sin nada que llevarles a la boca, sus vecinos del barrio de Valdespartera han dado una lección de esas que, por humildes y sinceras, dejan una huella indeleble.

La historia de la familia de Paquita parte de la pesadilla de miles de personas afectadas por la crisis. Una familia de treintañeros con dos hijos pequeños que sufre un desahucio por no poder hacer frente a los pagos. El desencadenante definitivo para que la cuerda se tensase hasta su rotura. "Formaban una pareja que estaba muy unida, hacían todo juntos", cuenta Ana Díez-Barturén, psicopedagoga, educadora social, maestra, y miembro de la asociación Somos Sur.

En estos días de batacazo emocional, Ana está siendo su ángel de la guarda. "Ella está muy desgastada. Todavía no se lo cree, me dice que se siente dentro de un sueño. Al menos sigue teniendo fuerzas para sonreír a sus hijos", comenta. Ana la consuela y la escucha y también le acompaña en el laberinto de idas y venidas para conformar el papeleo. Lo más urgente ha sido empadronarla, lograr el certificado para la pensión de orfandad y solicitar una prestación económica. Y pedir cita con una trabajadora social. Les han dado fecha para el 17 de julio. Casi mes y medio después.

FALTA DE MEDIOS

"Esto pone de relieve la escasez de medios asistenciales. Hay solo tres trabajadoras sociales para prestar servicio a Casablanca, Valdespartera, Rosales del Canal, Santa Fe, Arcosur, Montecanal y Miralbueno", cuenta Ana. Seis ojos y seis manos para más de 50.000 personas. "Luego el alcalde dice que Valdespartera es un barrio que no le preocupa", se desahoga. Frente a esas carencias, los vecinos de Paquita se pusieron manos a la obra desde el primer momento. Patricia Artal, una conocida suya, lanzó un llamado a través del portal de la asociación Montes de Valdespartera y de la página de Punto limpio Zaragoza en una red social. Y los mensajes de ayuda no tardaron en llegar. "Yo le he ido diciendo que no está sola, que tiene a la gente del barrio apoyándola, que se están volcando. Paquita lo sabe y está muy agradecida", daba a conocer Ana recientemente.

En pocos días, a la iniciativa de Patricia se sumaron el local que Cáritas administra en el barrio y los negocios Juego de Niños y Pequeñicos. Los tres han servido de punto de entrega de alimentos, ropa, zapatos, pañales, juguetes, etc. Un colchón que le permita sobrevivir hasta que en julio la trabajadora social se pueda ocupar de su situación. Y parece que ese respiro está garantizado: "Ha sido impresionante la respuesta de la gente", se felicita Patricia, quien ha conseguido al menos un sofá para su amiga. En Pequeñicos han recogido juguetes y ropa. De Juego de Niños partió un coche lleno de sacos de ropa y kilos de alimentos. Y de esperanza.