El pabellón Tenerías se convirtió por unas horas en un aeródromo con aviones de papel. Un total de 117 participantes, sobre todo niños, se apuntaron al tercer concurso de lanzamiento de hojas de papel voladoras, organizado por el Grupo Zaragozano de Papiroflexia, la Escuela Museo Origami y el Ayuntamiento de Zaragoza. El certamen se desarrolló bajo dos categorías --júnior y sénior-- y tres parámetros --distancia, duración del vuelo y precisión--. "Es una actividad que llama la atención y que sirve para aficionar a la gente al origami", señaló Jorge Pardo, director del Museo Origami.

El ganador en distancia, Juan Leria, de la categoría junior, consiguió alcanzar los 29 metros y 17 centímetros, y en tiempo ganó el adulto David Cebrián, que logró que su avión volara durante 7,88 segundos. Hubo premios para los tres primeros clasificados de cada categoría: diploma, papel y libros de origami.

"El año pasado participaron 25 personas porque no estuvimos dentro del programa de las fiestas y la gente no se enteró", comentó Pardo. Al final, éxito tanto en la pista como en las gradas con más de 400 personas que acudieron para curiosear o recordar un juego de la infancia. Así, los organizadores lograron acercar su afición al público de todas las edades.