El Gancho está de celebración. Y por partida doble. Además de sus tradicionales fiestas, Stop Desahucios anunció el pasado 29 de junio que la Sareb, más conocido como banco malo, paralizó el desalojo del Bloque de la Esperanza del Gancho, en la calle Cerezo. Por este motivo, dos días más tarde, a las 12.00 horas, se organizó un vermú en el que daría a conocer este edificio que pasará a la historia.

Cuatro familias del bloque iban a ser desahuciadas entre el 15 y el 19 de julio. El resto de vecinos corrían igualmente el mismo peligro de perder sus pisos.

En el edificio, de Caja España según la plataforma, y conocido como El bloque de la Esperanza del Gancho, hay ocho viviendas habitadas por 11 adultos y cinco menores de edad. Según informó la plataforma Stop Desahucios, esa semana se comunicó a las familias la paralización de los desalojos con el fin de iniciar un proceso de negociaciones sin "la presión del desahucio inmediato" y en busca de la mejor solución. Desde la plataforma reclamaron que todos los miembros de las unidades familiares pudiesen continuar viviendo en el edificio con alquileres sociales acorde a sus ingresos.

La Esperanza del Gancho se convierte en el primer bloque recuperado por los vecinos gracias al impulso de la obra social de Stop Desahucios. Entre sus metas busca crear un parque de vivienda que garantice el uso de aquellos hogares vacíos o en manos de las entidades financieras o del banco malo.

Desde Stop Desahucios explicaron que este bloque "no tiene mantenimiento ni gestión desde que Caja España se hizo cargo del mismo y que después pasó a manos de la Sareb como un activo tóxico y con sus inquilinos dentro". Desde la plataforma aseguraron que el objetivo último del banco malo es "desprenderse del bloque en favor de fondos de inversión que compran barato y financiados por la propia Sareb".

Así, la plataforma, para celebrar este primer éxito de la nueva obra social inspirada en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), programó un vermú junto al edificio. Un motivo de celebración pero, a la vez, un incentivo para seguir defendiendo los derechos fundamentales de los vecinos.