Los últimos rayos de sol marcaron el inicio de la fiesta, ya que Zaragoza se echó a la calle para celebrar la Noche en blanco, con más de 180 actividades distribuídas por toda la ciudad, aunque muchas concentradas en el Casco Histórico. Los grandes protagonistas, la calle, que congregó a unos que iban papel en mano buscando las actuaciones con otros que directamente se las encontraban; y los edificios, que rara vez abren sus puertas al público. Muchos filas, por ejemplo, para visitar la sede de Bantierra (antiguo Casino Mercantil) y Capitanía, por no hablar del recién inaugurado CaixaForum.

Mantenerse despierto y disfrutar de la cultura era el objetivo y vaya si se logró, gracias a la música, el teatro, el arte, las visitas guiadas o el baile. En la Delegación del Gobierno el suelo era negro y allí bailaban al ritmo de la música en directo en La Cúpula, un lugar para disfrutar de los sonidos, la contemplación y la introspección.

Cerca de allí, un peto verde marcaba a los fotógrafos que participaban en un maratón de imágenes, que a veces se mezclaba con una charanga de una despedida de soltera, vestidos todos de naranja; y uno muy lejos de allí, una veintena de personas admiraban en la tele no una actuación sino a la selección amarilla (la brasileña), que pasó a cuartos de final del Mundial.

La plaza Ariño acogió a Binomio con su espectáculo de cuentacuentos para toda la familia, protagonizado por el color blanco de la vestimenta de las cuentistas y el azul del mar de las historias de la sirena Serena y el humano Usbaldo. También hubo movida en el Centro de Historias, el Teatro del Mercado e incluso en el cementerio, que acogió la Noche en negro, con rutas guiadas y proyección de la película Orosia, de Florián Rey.

Zaragoza celebró un año más y ya son cuatro una cita que se ha ido asentando paulatinamente en la capital aragonesa gracias al doble efecto de servir a los ciudadanos como gran excusa para salir, por un lado, y de dar a conocer todo el potencial cultural que atesora, por otro. Noventa y dos espacios distintos transformaron la ciudad en una gran escenario urbano lleno de actividades para disfrutar y participar de una Noche en blanco.