Más de 2.000 personas se sumaron a las dos últimas marchas ciclistas por el centro de Zaragoza convocadas por el colectivo Pedalea a raíz de la sentencia del TSJA que prohibió de forma definitiva que las bicis vayan por las aceras. La primera de ellas, el 26 de septiembre, en la que se pedían soluciones al ayuntamiento tras la sentencia que expulsa a las bicicletas de aceras y calles peatonales. Y la otra, una semana más tarde, para volver a reivindicar más seguridad y más derechos.

"Planteamos que muchas calles del Casco Histórico se consideren no motorizadas con las excepciones necesarias para los coches", explicó Alberto Lorente, miembro de la plataforma. Cuando los organizadores vieron la gran afluencia, más de 1.800 personas, decidieron iniciar la marcha. Los manifestantes tomaron la calzada de Independencia hacia la Puerta del Carmen. La propia regulación semafórica fue cortando la marcha en muchos grupos hasta que la cabeza se detuvo estratégicamente en el cruce de la avenida Madrid y el paseo Pamplona. Después de transitar por la plaza Europa, los ciclistas invadieron la plaza del Pilar y levantaron sus bicis para volver a reclamar una reacción del consistorio.

La concentración final sirvió también para anunciar futuras movilizaciones. El encuentro sirvió también para recopilar las multas de aquellos que habían sido sancionados durante los últimos días para ponerlas en común y presentar un recurso conjunto ante el consistorio.

Por este motivo, los ciclistas volvieron a salir a la calle el 4 de octubre para protestar contra las recetas que de forma "indiscriminatoria" sufrieron en los últimos diez días como consecuencia de la huelga de celo de la Policía Local. Ocho personas presentaron alegaciones.

El recorrido diseñado, desde la plaza España hasta el edificio Seminario en Los Enlaces, no contemplaba ni un solo carril bici. Los más de 200 ciclistas, según el colectivo, recorrieron Independencia, Puerta del Carmen, avenida Valencia y Gómez Laguna hasta el Seminario.

Desde Pedalea recalcaron que el problema no radica en la cantidad de sanciones interpuestas por la Policía, sino en que el ayuntamiento no ha sabido actuar tras la sentencia del TSJA. "Nos ha abandonado y están complicándolo todo". Como ejemplo explicaron que en el bulevar de Sagasta, a pesar de estar catalogada como zona verde y que por lo tanto sí podrían circular bicis, han colocado señales que lo prohíben. Ni qué pasará con las calles peatonales del Casco Histórico.