No esconde casi nada en el sentido de que todo lo que es y todo lo que pasa está ahí. La cuestión es el cómo. ¿Por qué? Porque Daniel Tejero consigue abordar una parte importante de la Historia con pocas palabras, o lo que es lo mismo, en pocas páginas a través de las que el lector pasea por la sorpresa, el llanto, el aprendizaje y hasta el asombro constante. Esas son las claves de El espíritu de Caín, el libro con el que Daniel Tejero se adentra en la literatura para adultos, editado por Interludio, y que consta de 12 relatos prologados por Nacho Escuín.

El espíritu de Caín, la referencia a Abel y Caín es más que evidente, aborda diferentes pasajes de la Historia de España desde los años 30 y lo hace, como decíamos, desde las experiencias personales de los protagonistas que no son otros que los que vivieron las mismas. Así, Tejero se mueve con soltura desde el primer episodio en el que sin querer desvelar nada, se narra de una manera diferente el trágico bombardeo de Guernica con una historia de amor que lo acaba salpicando todo. Pero lo mismo aborda este episodio como hace lo propio con la última actuación de una compañía teatral como la de Lorca.

Y es que Daniel Tejero transita por el envés de los paisajes humanos en algunos casos con la precisión de un cirujano hasta hacer difuminar con igual certeza la barrera entre la realidad y la ficción. Quizá no sea un libro redondo pero es de agradecer que los 12 relatos estén atravesados por la matriz de los sentimientos que invitan a leer un cuento tras otro sin solución de continuidad.

Pero El espíritu de Caín no es un libro agradable en algunos pasajes, hay fusilamientos que llevan a las reflexiones y malos momentos porque como dice una de las protagonistas de uno de esos cuentos, «si pudiera echar la vista atrás y quedarme anclada en el pasado, sin duda elegiría aquellos momentos en los que fui feliz. Fueron tan escasos que podría contarlos con los dedos de una mano...».

Daniel Tejero, con este libro, ha tenido un feliz debut en la escritura para adultos en una etapa complicada para todos con una pandemia por en medio que quizá ha sido la que ha acabado dándole el empujón definitivo ya que. además de escritor, el zaragozano se dedica al público infantil y todo lo relacionado con la cultura, sin duda, no está pasando por su mejor momentos. Mientras tanto, mientras se recupera la normalidad perdida, El espíritu de Caín es un buen ejemplo de resistencia a los problemas. El espíritu de Caín