Candela es una mujer de cuarenta y pocos años con una vida normal, acostumbrada a la soledad, cuyos días trascurren sin grandes sobresaltos en el bar que regenta junto a su madre y su abuela. Y es la protagonista de la segunda novela de Juan del Val, con la que ha ganado el Premio Primavera de Novela.

-Parece mentira fue una novela autobiográfica y ahora firma Candela, en el que se mete en la piel de una mujer. ¿Necesitaba sacar su lado más femenino?

-Sí, creo que ya lo saqué bastante en Parece mentira pero ahora tenía que contar la historia de una mujer. El personaje cuando lo conoces entiendes que no podía ser un hombre por mil circunstancias. Sí que es cierto que podía haber recurrido a la tercera persona pero decidí hacerlo en primera persona. Al principio fue un reto, una osadía, pero al parecer ha salido bien porque las mujeres que la leen no ven ninguna nota discordante que pueda parecer que no la ha escrito realmente una mujer. Mientras que la escribí creo que lo era, que era Candela hablando y sintiendo.

-Imagino que le pediría algún consejo a su mujer (Nuria Roca).

-Siempre es mi primera lectora y le pido consejos para todo, sobre todo para cosas que llamo técnicas pero he pasado mucho tiempo observando y preguntando a mujeres.

-¿Se ha inspirado en alguna mujer en concreto?

-Candela son muchas mujeres distintas. Quizá la idea de cómo componer el personaje tiene que ver con una conversación con una amiga que, en algunas cosas podría ser ella porque fue una niña abusada, pero es inspiración de muchas mujeres.

-Es una novela que se lee muy fácil y parece que no pasa nada, pero cuando la terminas te das cuenta de que trata temas muy serios.

-Se lee muy fácil, y eso es una virtud, pero no es una novela simple. Yo creo que Candela es una novela muy optimista, con la que sales con buen sabor de boca y con la que te llegas a reír, pero habla de las cosas peores que pueden llegar a existir, de abuso, de malos tratos, de inmigración... hay momentos de mucha emoción, que tienen que ver con la pena y la tristeza pero creo que es un libro optimista y con mucho sentido del humor.

-La única forma de ver la vida es desde el humor.

-Yo no lo puedo evitar. Yo creo que el humor es el arma para todo, sirve para reírse de cosas dolorosas y para llevarlas mejor.

-Sí, porque a su protagonista, le pasa de todo. Ha sido una niña abusada, de repente muere su madre, descubre que tiene hermanos, no encuentra a nadie que la quiera bien...

-La pasa de todo y nada bueno. Cuando empiezas a conocerla piensas, qué tristeza todo, qué desolación. Hay una frase que a mi me interesa y creo que es así, y es que la muerte es el inicio de un montón de cosas interesantes e incluso algunas veces buenas. Es cierto que Candela no tiene una buena biografía, pero me interesaba contar la historia de una mujer que evoluciona estando en el mismo sitio. Ella acaba descubriendo cosas muy buenas que ha tenido su vida.

-Las protagonistas son tres mujeres muy diferentes, pero todas marcadas por los hombres.

-Y por la mala suerte. Quizá la madre es la que peor suerte ha tenido de las tres porque ella si que tiene una tragedia que evidencia con ese parche puesto. A mi de las relaciones humanas de las que más me interesa es de la relación madre-hija. Es una relación muy potente en general.

-¿Por qué?

-Porque hay de todo, hay mucho amor, reconocimiento... pero son relaciones donde se desesperan las dos partes mucho y muy deprisa, están todo el rato en el alambre, el cualquier momento va a haber un disgusto y eso me parece universal. Y en Candela eso se ve... creo que entre las madres e hijas, en general, hay un monton de cosas no dichas.

-Los hombres no quedan bien parados.

-Hay de todo, hay entrañables, algún imbécil y hay hombres que son como un virus, no son frecuentes pero están y podríamos reconocer a algunos. Son virus que lo contaminan todo. Hay hombres normales, hombres que quieren bien, que quieren mal... está mal repartido porque las mujeres me caen todas bien.

-Candela evoluciona pero sigue sola, por elección propia.

-Yo no lo concibo de otra manera. Los cambios en la vida no deben depender de nadie. Yo no sé cual es el futuro de Candela y Joaquín, si seguirán juntos o no, pero no puede ser determinante en el cambio de Candela. Ella acaba muy contenta y tiene muchas cosas por las que brindar.

-La novela aborda también los malos tratos, también de relaciones tóxicas entre jóvenes.

-Porque pasa. La desolación aparece porque se da cuenta ha habido maltrato mutuo, ese juego de identificar la posesión con el amor es por parte de los dos y que los dos lo aceptan y ese es el problema.

-Aparece la inmigración o integración.

-Hay de todo, desde el chiste que dice la abuela sobre que es muy negra para salir de la cocina... mucha gente dice que la abuela es racista y yo creo que no, que es otra manera de mirar las cosas.

-Igual que cuando le pregunta a su nieta si es «lésbica».

-A la abuela lo que preocupa es lo que digan las vecinas. Yo generalmente en la vida no juzgo, ni siquiera comportamientos con los que no estoy de acuerdo, pero cuando dice que la mujer negra da mala imagen, no lo puedo juzgar, si tuviera 20 años, si pero si tiene 80 no.

-El caso de Akanke es duro.

-Es uno más de mil. Me parecen dos páginas muy emocionantes, no quería contar más, ahí está todo, el drama de la mujer que muere, la renuncia a todo por tener una vida mejor, la injusticia que supone meterse no se cuantos en una patera... es una historia brutal que pasa cada día, no me la he inventado tristemente.

-Candela viene avalada por el Premio Primavera de Novela. ¿Es un reto o una presión para la próxima novela?

-El premio es una especie de aval de que vas por buen camino, pero guardo cierta distancia. Que me den un premio me alegra, me encanta presumir delante de mis padres pero un premio no me convierte en otro. Esta novela sería la misma premiada o no.