La bibliografía alrededor de David Lynch no es ni mucho menos escasa, pero no hay un libro igual que Espacio para soñar (lanzado en España por Reservoir Books), entre otros motivos por tratarse de las primeras memorias de este pintor metido, de forma casi inconsciente, a cineasta.

Memorias en un cincuenta por ciento. La otra mitad es una biografía al uso, basada en una documentación exhaustiva y entrevistas en su mayoría nuevas (con amigos, familiares, exmujeres, colaboradores, etcétera), a cargo de esa periodista especialista en sujetos complicados llamada Kristine McKenna.

NARRACIÓN Y RÉPLICA / La cosa funcionó así: McKenna escribió un capítulo de biografía pura y dura, solo los hechos, y a continuación, David Lynch redactó su respuesta a dicho capítulo, dando su propia visión del periodo temporal cubierto, a veces (aunque es cierto que no muchas) aprobando o desaprobando las palabras de los entrevistados. Ambos puntos de vista son valiosos, pero en particular el segundo porque es de primera mano. La voz animada, divertida y directa del director menos directo del mundo.

Quienes recorran estas más de 700 páginas buscando las claves de la obra de Lynch saldrán frustrados. Sus películas, series y cuadros no son enigmas esperando a ser resueltos, sino enigmas esperando a ser vividos, repetidamente, quizá con resultados diferentes en cada intento. “Me gusta la lógica de los sueños: puede pasar cualquier cosa y todo tiene sentido”, escribe Lynch respecto a su flexible visión sobre el mundo y el arte.

ENTUSIASMO CONTAGIOSO / Lo que hace el autor de Terciopelo azul es reunir -quizá sin la escritura más depurada del mundo, pero con entusiasmo contagioso y memoria en apariencia prodigiosa- un cúmulo de anécdotas y experiencias difíciles de olvidar. Rescatar tan solo unas pocas del maelstrom es misión harto complicada. Debajo podrán leer sobre nueve de estas historias; nueve que podían ser noventa y nueve, en realidad.

Al atractivo de leer a Lynch al desnudo se suma la colección de imágenes que recorre el tomo: casi un centenar, en la mayoría del archivo del director de Mulholland drive, algunas familiares e íntimas, otras durante rodajes; todas épicas. Para quienes habrían querido que el íntimo retrato documental The art life hubiese cubierto toda la trayectoria de Lynch, este será su libro de cabecera. Después de algo así, no habrá espacio en las librerías para más novedades sobre el genio.