Este periodista al borde de la extinción, como se autodenomina Pau Arenós con no poca sorna, no ha dejado una mañana de atender a la página (literal) de los periódicos como buen lector «antiguo» que es. Tantos años construyendo y reaccionando ante el día a día de aquello que merece la pena convertirse en noticia le han proporcionado una mirada excéntrica, una especie de revulsivo contra aquello que nace y muere en tan solo unas horas, las noticias de los periódicos. Frente a ellas, Arenós explora un terreno que va más allá de su labor como periodista gastronómico en El Periódico de Catalunya o de su querencia por la novela negra: tomar la realidad a partir de una noticia, sea esta importante o anecdótica, y reflejarla en un espejo deformante para crear una ficción, un cuento breve de humor afilado y un punto grotesco.

A saber: por las páginas de su último libro Fucks News (Salto de página), en el que se puede acceder, entre otros relatos, al encontronazo entre un rey emérito y un elefante, contado, eso sí, desde el punto de vista del paquidermo o a una historia de monstruos estilo Godzilla, nacida de la noticia de aquellas repugnantes toneladas de detritus y toallitas higiénicas que crecían como masa sin control en las profundidades de las alcantarillas de Londres. O esa respuesta loca a la proliferación de zombis en películas, series, canciones y sopas: en el cuento los zombis son reales y se alquilan como atrezzo en un Hollywood alternativo, ahorrándose con ello una buena pasta en maquillaje. O la terrorífica, esta sí, posibilidad de que el hit de pasado verano, el ubicuo Despacito, se hubiera convertido en el himno de Luxemburgo.

Son fucks news, jodidas noticias que no hay que confundir de ninguna manera con las fakes news porque «aquí no hay voluntad de engaño, hay directamente engaño». ¿Es necesario estar al tanto de la noticia original que las ha generado? Decididamente no. «Aunque hayan nacido de una situación concreta -dice Arenós-, estos cuentos deberían tener sentido por sí mismos durante muchos años. Me interesa su lectura futura, que sigan manteniendo el tipo después de que la referencia original se haya perdido. Si esta se reconoce habrá una capa más de sentido, pero no será la única».

Se sorprende a sí mismo el autor con su ahora descubierta habilidad visionaria. Su relato sobre el encierro de Julian Assange en la embajada londinense de Ecuador, que escribió mucho antes de que el activista saliera por fin y se detallaran los pormenores, coincidió punto por punto con lo que luego se reveló. «Estos cuentos son solo una realidad alternativa, tanto que a veces tengo la sensación de que mi reinterpretación de los hechos es mucho menos salvaje que la propia realidad».

Y si creían que la evocación de la masa monstruosa era difícil de superar en términos de repugnancia, no se pierdan aquel otro relato que, quién lo diría, tiene un sustrato real: la humorada -o reflexión sesuda- de una magna exposición sobre gastronomía en el Victorian and Albert Museum de Londres en la que se exhibieron cinco quesos elaborados a partir de bacterias humanas de famosos. Aunque en la muestra no pretendieron que el resultado fuera apto para el consumo humano, Arenós deja volar su imaginación para crear exitosos y afinados quesos a partir del sobaco de Bill Gates o del tupé de Donald Trump. Y sí, en la mente calenturienta del escritor esos quesos pueden saborearse e ingerirse.