Uno de esos misterios insolubles, literariamente hablando, sería la recóndita razón por la que la Academia Sueca nunca haya concedido el Premio Nobel de Literatura a un escritor cubano. Pudo y debió concedérselo a Alejo Carpentier, autor de una obra incontestable, cubanísima en sus orígenes y raíces y al mismo tiempo muy universal, siendo su buque insignia El siglo de las luces. Pudo dárselo al poeta Nicolás Guillén, a Guillermo Cabrera Infante, a Heberto Padilla, a José Lezama Lima, pero tampoco hubo suerte. Leonardo Padura, otro claro candidato, y el escritor cubano más destacado en la actualidad, ha recibido, al menos, el Premio Princesa de Asturias.

Ahora, Leonardo Padura acaba de regresar al plano de la actualidad gracias a su nuevo libro, titulado Agua por todas partes (Tusquets).

Una colección de textos, cosidos a modo de ensayo, donde el creador de la saga protagonizada por el detective Mario Conde indaga en sí mismo, en su evolución intelectual y artística, y en la historia de su país en busca de las claves generacionales que sustentan e inspiran su historia personal y su aventura literaria.

Un libro en parte memorístico (más que unas memorias), en parte cuaderno de bitácora de las rutas intelectuales seguidas por el autor desde que muy tempranamente, en los años ochenta, comenzara a escribir, a publicar, en La Habana, siempre en La Habana, con el sueño de llegar a armar y firmar una obra propia.

La capital habanera será una de las referencias constantes, básicas de Padura. Rodeada de agua por todas partes, como el título del libro, La Habana cambia y se renueva al ritmo de la música y de la vitalidad de sus habitantes.

En su malecón, como todos los habaneros, Padura ha pasado muchas horas contemplando ora el mar, la frontera líquida, incomprensible, ora la línea mágica de la ciudad que él debe desentrañar, desde los baluartes y el puerto a El Vedado, desde su conquista colonial a su historia burguesa. Una Habana simple y compleja a la vez, antigua y rabiosamente moderna a la vez, comunista y anárquica por la que Padura invita a pasear y a investigar a su alter ego Mario Conde. Con él de la mano, el lector comprenderá mucho mejor el ser cubano, su manera de entender la fidelidad y el amor, la justicia y la traición. Con Mario Conde --el bueno, el honesto-- viajaremos al pasado tras las huellas de Ernest Hemingway, en uno de los casos de la serie policíaca, o de Ramón Mercader del Río y León Trotsky en El hombre que amaba a los perros, quizá la novela más poderosa, con Herejes del ciclo paduriano dedicado grosso modo a la novela negra.

Género que en él excede con mucho a las clásicas hechuras del género para dimensionarse en claves de novela histórica y social. Sobre todo, en un lenguaje rico, con una prosa llena de recursos que fluye fácil, como agua entre las manos, ese agua que rodea a Padura y a su querida Habana por todas partes.

Un libro para conocer mucho mejor a un escritor imprescindible, en su cocina literaria y en su ideología.

Título: 'Agua por todas partes'

Autor: Leonardo Padura

Editorial: Tusquets