El libro que con el título Derivas e impresiones ha publicado Pablo Delgado bajo el sello de Los Bigotes del Potemkim es, como bien indica su subtítulo, un «dietario lírico», en donde la tensión entre la cotidianeidad de lo observado y su plasmación en palabra escrita es lo que le da precisamente su dinamismo. Además, si todo diario se puede entender como un retorno al pasado, en este caso el retorno es doble, ya que el autor bebe de forma muy evidente de la literatura de principios del siglo XX, de la que es buen conocedor. De este modo, resulta interesante comprobar cómo las vivencias y andanzas de un joven actual aparecen bajo el filtro de una escritura con ecos finiseculares.

Esto se deja ver en los ambientes que Delgado dibuja, en donde no faltan los paisajes algo lánguidos y cianóticos por donde paseaban sus predecesores modernistas, así como en un tono general en el que se percibe el regusto del spleen bodeleriano; pero sobre todo se manifiesta en el uso del lenguaje.

Si bien el autor no esconde su afán estilístico («La vieja calle pareciera asemejarse a una azulada acuarela de un pintor bohemio», dice en una de las primeras entradas del diario), pronto da rienda suelta a su gusto por verbos contorneados y adjetivos multidimensionales, que combinados insuflan color a los sustantivos. «Y allí, circuido por el destellar del aluminio, y bajo la esporada umbría de toldos mal urdidos, dejaste morir la mañana» podría ser un ejemplo; pero hay cientos más de este estilo con el que Pablo Delgado acompasa su andar al de sus referentes.

Si en las entradas en prosa de este diario el tono modernista y finisecular es el predominante, más lo es aún en los poemas en verso, en los que Pablo Delgado exhibe su apego por ritmos marcados y sonoridades eufónicas que tanto gustaban a aquellos escritores del verso azul y la canción profana.

'DERIVAS E IMPRESIONES'

Pablo Delgado

Los Bigotes de Potemkim