La fascinación que casi siempre ha despertado la bóveda celeste, a pesar de que a veces también puede producir sobrecogimiento, se convierte en algo más terrenal en los poemas de Pico del Buitre, de Mario Hinojosa, que ha publicado Los Libros del Gato Negro, que podría leerse como el itinerario de una bajada a la tierra desde los cielos.

El autor dispone este aterrizaje en tres partes, tres distancias desde las que escribe sus poemas. En la primera, Odisea en el espacio, los poemas están titulados con elementos de la astronomía y la astrofísica. Un poco más cerca se sitúa la segunda parte, Sistema solar, en la que los poemas aluden a los astros más cercanos. Por fin, la tercera, Un pequeño paso para la humanidad, hace referencia a personas y objetos relacionados de una manera u otra con el espacio. Una definición de libro de texto sirve de vínculo al título del poema con sus versos, como un escalón del tránsito del cielo a la tierra.

Con esta estructura constante Mario Hinojosa desarrolla cada poema, relacionado casi siempre de manera simbólica con el título que le precede. Para ello utiliza recursos que muchas veces recuerdan la oralidad de la poesía: la acumulación de imágenes, una tras otra, que buscan el efecto del impacto; la repetición de formas y estructuras, a modo de letanía; el ritmo entrecortado de los versos que quieren romper el resuello; o el uso en algún momento incluso extemporáneo del lenguaje, que aviva la atención de quien está leyendo, que también podría estar escuchando.

Los poemas van desde la reflexión acre del recuerdo a la observación de un entorno que rodea sin ilusionar, con relaciones afectivas no siempre satisfactorias y personas y personajes a los que sobrevuela un espíritu casi siempre de derrota. No es, sin embargo, este un poemario marcado por la oscuridad total, y de vez en cuando -como en el poema que cierra el libro, y significativamente lo titula- deja que las estrellas sigan iluminando.