La editorial aragonesa Doce Robles comenzó en 2016 una iniciativa tan original como curiosa con la creación de una colección literaria en la que se novela la historia de Aragón. Desde su inicio hasta ahora dicha colección ha ido en aumento, y en ella han participado distintos autores que han publicado obras diversas pero con el denominador común de encuadrarse temporalmente en un periodo histórico significativo y geográficamente en Aragón. No ha prevalecido un orden cronológico, y de la guerra civil en el Altoaragón se puede pasar perfectamente a la presencia aragonesa en la conquista de América, o al golpe de Estado del 23-F.

En uno de esos viajes temporales, la colección se ha trasladado hasta la Zaragoza musulmana de los siglos XI-XII a punto de ser conquistada por Alfonso I, con la novela de Enrique Gallud Jardiel El visir de Saraqusta. Su protagonista es Avempace, médico de profesión y amante del conocimiento por vocación, a quien el emir Ibn Tifilwit nombra visir de la ciudad que gobierna, la Saraqusta mencionada en el título. Por cierto, no es solo la capital de la taifa la que en la novela conserva su nombre árabe original: al propio Avempace se le nombra como Ibn Bayyah, y lo mismo sucede con otros enclaves geográficos.

La novela desarrolla dos líneas entrelazadas. Una cuenta la tensión creada por las convicciones del protagonista, presentado en todo momento como un hombre cabal y justo, que choca con el poder político y religioso -en el Islam es casi redundante- hasta jugarse la libertad e incluso la vida por defender sus ideas. La otra línea es quizá más interesante precisamente porque muestra esas ideas, a través de diálogos donde el protagonista expone y defiende su filosofía, en la que la razón es la herramienta máxima del conocimiento incluso para llegar hasta la divinidad, una herejía a ojos del poder establecido.