¿Es Zaragoza una ciudad pop? Seguramente la respuesta a esa pregunta dependerá de los ojos de quien la formule. Para Salvador Trallero, que combina desde Sariñena sus buenos quehaceres como pastelero y editor, a la capital zaragozana sí que es posible sacarle los colores más pop. Prueba de ello es el libro que ha editado, de cuyo contenido da pistas claras tanto su título, Warhol Zaragoza, como los llamativos colores que reciben al lector/espectador desde sus mismas cubiertas.

No es la primera vez que Salvador Trallero invoca a Warhol en sus publicaciones, ya que utilizó los mismos métodos en un libro anterior dedicado a Sariñena; pero tampoco es la primera vez que recurre a la imagen de Zaragoza, de la que publicó dos volúmenes donde recogía fotos antiguas de la ciudad.

El procedimiento que aquí utiliza Trallero es tan sencillo como efectivo: armado de una cámara atenta a detalles y rincones, ha recorrido rincones de Zaragoza para fotografiarlos, sin dejarse tentar por la imagen más turística aunque sin desdeñarla tampoco. Posteriormente, retoca digitalmente las imágenes para asemejarlas a alguna de las famosas serigrafías de Andy Warhol, con sus no menos famosas repeticiones y colores exacerbados.

Finalmente, y ya en el libro, coloca el original y las ediciones retocadas frente a frente para poder comparar. Pero el libro va más allá de ser un juego de buscar las diferencias a todo color.

A pesar de que la imagen gana por abrumadora mayoría a las palabras en el libro, los textos que aparecen en él son tremendamente significativos. Uno de ellos es esta cita: «La vida es un enorme lienzo, pon en ella todos los colores que puedas», que podría haber firmado sin ningún problema Matisse, pero que pertenece al cómico estadounidense Danny Kaye. Este es el espíritu de Warhol Zaragoza, un libro en el que si no hay más color es porque no ha cabido.