Hoy la tele ha dicho que tengo que estar triste.

Que tengo que creer que por ser lunes

y por ser azul

no pudo sonreír.

Me he sentido extraña cuando esperaba al autobús.

Me sentía fuera de lugar,

queriendo estar en otro sitio,

sabiendo que yo no debía estar allí.

Reiterada

y repetitivamente.

Me entró la curiosidad y me puse a mirar a mi alrededor,

Intentando averiguar qué grado de felicidad tenía cada uno.

Aquel, verde, sin duda.

El otro, rojo.

El de más allá, gris, como el asfalto.

Todos cabizbajos, intentando que sus paraguas

-de llamativos colores-

transmitan todo lo que ellos no pueden.

O no se atreven.

Porque hoy es lunes,

y es azul.

Eso ha dicho la tele.

Y yo no puedo saltar en los charcos,

aunque me muera de ganas.

Y no puedo poner mi música al máximo

sintiendo que mis pies bailan

como si no me pertenecieran.

Y no puedo cantar a voz en grito,

aunque me apetezca tanto que

por momentos tenga que morderme los labios.

Y no puedo volar por encima de todos

y gritar con todas mis fuerzas que hoy

soy

solo

una

cosa.

Hoy soy AMARILLO.

Aunque a ti,

gris,

no te importe.

Porque hoy la tele ha dicho que debes estar triste.

Porque es lunes

y porque es azul.