En el Moka Effi, la gran sala de fiestas (cabaret, tugurio o como quieran llamar al local), desaparecen las preocupaciones de pobres y ricos, de personas decentes y de contrabandistas, de ciudadanos y de políticos corruptos. Las canciones y el baile son un oasis de paz en la agitada Berlín de finales de los años 20, en el ocaso de la República de Weimar. Al Moka Effi acuden los personajes de la serie Babylon Berlin (16 capítulos ya emitidos, probablemente aún disponible en la plataforma Movistar). En ella y en su espléndida banda sonora participa Brian Ferry, ese dandi del rock arty que con Roxy Music dio brillo a la música popular de los años 70. Ferry, durante y después de Roxy, grabó sugerentes discos en solitario. Bitter-Sweet (BMG) es su nuevo álbum, inspirado justamente en Babylon Berlin.

Ferry, un dandi en la República de Weimar.

Siempre atento a las músicas con sabor añejo, Ferry, amante del jazz y rey del artificio como actitud artística, ha recogido canciones de su discografía personal y de la de Roxy Music y las ha revisado transformando la modernidad de su tiempo en el modernismo tardío que requerían las músicas de Babylon Berlin. Una gran banda, dirigida por Collin Good, da a piezas como Dance Away, Alphaville, Zamba, Bitters End, Chance Meeting, Limbo e While My Heart Is Still Beating, entre otras, color de swing, de charleston, de la negritud de Duke Ellington y Sidney Bechet y del humo cabaretero de de Kurt Weill. La era del jazz planea sobre Bitter-Sweet con ese aire decadentemente arrebatador del Ferry cantor.

El dandi en su salsa, vaya, gracias a Babylon Berlin, esa gran producción alemana (38 millones de euros de coste) coescrita por tres directores. Volker Bruch y Liv Lisa Fries dan vida a Gereon Rath y a Charlotte Ritter, respectivamente, los protagonistas de la serie, basada en la novela Der Nasse Fisch (El pescado mojado), de Volker Kustcher, que en España publicó Ediciones B con el título de Sombras sobre Berlín. Escuchen a Ferry, vean la serie y no se pierdan la canción principal (Zu Asche Zu Staub), interpretada por la lituana Severija Janusauskaite).

El disco crepuscular de Marianne Faithfull.

Cercana al cabaret, interpretando a Kurt Weill, ha estado la inmarcesible (71 años) Marianne Faithfull, espléndida y crepuscular en Negative Capability (Panta Rei / BMG), su disco más reciente (el número 21 de su carrera). «Sé que no soy joven / y que estoy enferma / pero aún soy hermosa, amable y divertida», canta en I’m My Own. Ed Harcourt, Warren Ellis, Rob Ellis y Nick Cave han contribuido al esplendor de Negative Capability. Cave canta con ella en The Gypsy Faerie Queen, cuya letra debe tanto a El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, como a The Faerie Queene, del poeta Edmund Spencer. Marienne Faithfull recupera aquí su seminal As Tears Go By y Witches Song, del disco Broken English. Y homenajea a Anita Pallenberg, Martin Stone y a las víctimas del atentado al Bataclan, de París.

La memoria de Nina Simone.

Víctima de mi hechizo -Memorias de Nina Simone- es la segunda entrega de la editorial Libros del Kultrum (traducción de Eduardo Hojman). Eunice K. Waymon (el nombre real de Nina Simone), publicó estas memorias en 1992, pero vivió hasta 2003. Así que nos faltan capítulos de su azarosa vida. Eso no invalida el interés de Víctima de mi hechizo, escrito por la Princes Noire en colaboración con Stephen Cleary.

Nina iba para concertista de piano, pero los prejuicios raciales se lo impidieron. Así que tuvo que elegir lo popular, los tonos de la negritud, el ruido de los bares («Una atmósfera de luces y recuerdos tristes»). De eso habla en estas memorias. Y de su contribución artística y personal a la lucha por los derechos civiles, de sus peleas con la industria de la música, de sus maridos y de sus amantes, de su estancia en África. Hay en esta interesante biografía más sombras que luces y nada se dice, claro está, de sus posteriores intentos de suicidio y de cuando creía que era la reencarnación de una reina egipcia.

'Bandersnatch', el artefecto interactivo de 'Black Mirror'.

¿Les gusta Black Mirror, esa inquietante y distópica serie de Netflix? Pues la nueva temporada no la forman varios capítulos sino uno que tiene la duración de tres: Bandersnatch. Ejemplo de televisión multinarrativa y transmedia, Bundersnatch ofrece al espectador la posibilidad de interactuar con el protagonista. Ambientado en los años 80, los tiempos de la creación de los videojuegos y de otras muchas cosas, este capítulo tripartito habla de programadores, del libro como hipertexto y su relación con las nuevas tecnologías, de interactividad, de hackers, de drogas, de plataformas digitales y, también de moralidad, pues el espectador tiene que mojarse al elegir cómo continúa la historia, convirtiéndose en la mano ejecutora del protagonista.

Marcus Strickland Twi-Life, jazz del Bronx.

Cierro con Marcus Strickland (saxofonista de jazz del bronx) y su banda Twi-Life. People Of The Sun (Blue Note) es su nuevo disco. Algo decepcionante, todo hay que decirlo, Su propuesta parte de un concepto esperanzador: armar un gran mosaico black; pero el resultado dista mucho de la intención, pues lo que tenemos es un deslavazado y fragmentado puzzle con retazos de soul, jazz, rap... No siempre las costuras dan buena forma a la confección del traje, ya se sabe.