Los tambores de desaceleración parecen sonar cada vez con más fuerza. Ya son varios los indicadores económicos que alertan de un posible cambio de ciclo en Aragón, aunque todavía es pronto para determinar si la crisis está al acecho. Habrá que comprobar cómo evoluciona el mercado de trabajo y a la actividad de las empresas durante los próximos meses, pero sobre todo a lo largo del 2020.

Por lo pronto, ayer la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) avanzó que Aragón es una de las comunidades que menos crecerá en el tercer trimestre de este año. En concreto, estima un aumento del Producto Interior Bruto (PIB) de solo el 0,3% respecto al trimestre anterior, de forma que el crecimiento interanual se situará en el 1,6%. O lo que es lo mismo, será la comunidad con peores cifras, junto con Canarias y País Vasco. Y eso es sinónimo de desaceleración. Lejos queda el 2% previsto para el conjunto de España y más todavía el 2,3% de Asturias.

Se trata solo de la estimación de la Airef para el tercer trimestre, pero la tendencia es clara, ya que el crecimiento interanual del PIB regional fue del 3,6% en el segundo trimestre del pasado año y en el 2017 Aragón cerró como la comunidad que más creció.

Otro de los datos que inquietan son los del desempleo. Las cifras publicadas ayer por el Ministerio de Empleo barruntan que el mercado laboral aragonés pierde fuelle hasta el punto de que, si la tendencia de aumento de los parados se confirma en noviembre -un mes tradicionalmente malo- la comunidad podría regresar a tener más desempleados respecto a un año atrás. Por lo pronto, octubre cerró con solo 609 desocupados menos que en el mismo mes del 2018, una cifra reducida si se compara con los registros del 2017, año en el que la diferencia llegó a ser positiva al contabilizar 10.000 parados menos en un año.

Aunque octubre fue negativo para el paro -para encontrar datos peores hay que remontarse al 2014- no lo fue tanto porque creció la afiliación a la Seguridad Social. Eso significa que cada vez hay más activos en Aragón, aunque el mercado laboral todavía no puede absorberlos en su totalidad, lo que se traduce en un incremento del desempleo. Y ello, pese a que octubre ha sido un buen mes en lo climatológico, con más actividad turística y a que las fiestas del Pilar son un revulsivo para la contratación, algo que no quedó reflejado en las estadísticas, que se cierran el día 31. Y para entonces, esos contratos se han esfumado.

En resumen, el PIB y el mercado laboral lanzan señales de que algo está cambiando en Aragón. Y eso, indiscutiblemente, va ligado a un entorno global convulso marcado por la incertidumbre del brexit y por la guerra comercial entre EEUU y China. Pese a todo, las exportaciones de Aragón responden de forma satisfactoria y la inversión sigue activa. Además, hay proyectos en cartera en el sector agroalimentario, energético y del automóvil. Y todo ello puede atenuar un retroceso de la economía todavía difícil de pronosticar.