El mundo se ha convertido en un lugar en el que el eco de lo que sucede en un país viaja de forma vertiginosa hasta otro que se encuentra a miles de kilómetros de distancia. La globalización ha servido, entre otras cosas, para poner el foco en las virtudes y los defectos, la evolución y las oportunidades de las sociedades o territorios que acaban conformando un mosaico casi infinito.

En el caso concreto de Aragón, la era global le ha abierto la posibilidad de asomarse a Europa y al mundo gracias a la propagación de lo que se hace en esta tierra, de lo que ofrece y de lo que es. El ejemplo lo tenemos en la semana que dejamos atrás. La comunidad ha demostrado que quiere competir por estar a la vanguardia de sectores como el del automóvil, por convertirse en una plataforma de distribución de primer orden y también por alojar centros de datos de empresas multinacionales, como Amazon, que operan muy lejos de Aragón.

Este territorio y sus gentes también oposita, por ejemplo, para emerger como un potencial destino para fabricar baterías eléctricas gracias a las relaciones que mantiene con China desde hace ya algunos años. No es tarea fácil, pero nada es imposible. Solo es necesario creer.

Así quedó demostrado el pasado miércoles, cuando el Ejecutivo de Lambán llevó a Madrid uno de los grandes logros de los últimos años: la llegada de Amazon Web Services (AWS), una inversión millonaria que tendrá eco mundial y posicionará a Aragón en el sector tecnológico y digital europeo.

Ese mismo día, también en la capital española, representantes del Gobierno de Aragón, del Mobility City y del clúster del automóvil trataban de convencer a una delegación china -en representación de más de 100 compañías del sector del automóvil del gigante asiático- del potencial de un territorio que quiere ir a más. Galicia, Extremadura, Castilla y León y Cataluña, entre otras comunidades, también compiten para ser receptoras de esta jugosa inversión. Es, en definitiva, las cosas que tiene la globalización.

Pero en todas estas partidas de ajedrez, en las que juega un papel importante la suerte, la capacidad de influencia, el apoyo institucional y la sintonía con los potenciales inversores, Aragón parece asumir, de una vez por todas, que si una multinacional ve algo diferente en este territorio es porque lo tiene. Y ahí, precisamente, es donde entra en escena la relevancia de lo local.

Ventajas competitivas

Aragón no puede ser global sin ser local, sin creer en su ADN y en su esencia. Este territorio puede presumir, entre otras cosas, de ser un cruce de caminos estratégico y una puerta de entrada a Europa, África y, por qué no, al continente americano (las exportaciones de Inditex son un ejemplo). Y como muestra un botón. La semana pasada, el aeropuerto de Zaragoza batía su récord de carga en un mes de octubre y se consolidaba como el segundo con más volumen de mercancía del año, por delante de Barcelona-El Prat. Y, si no hay sobresaltos, concluirá segundo en el ránking nacional.

Además, el aeródromo parece despertar de su letargo y se prepara para atraer más turismo nacional, pero sobre todo internacional, que es el que tiene un mayor potencial. La apertura de nuevas rutas también es otra buena noticia en tiempos de globalización.

Más estabilidad

La semana que queda atrás también se puede definir de positiva en lo político. Las celebración de elecciones generales parece abrir una ventana hacia la estabilidad, tan necesaria en estos tiempos de fragilidad. Aragón la espera con impaciencia desde hace casi 100 días, los mismos que lleva recorridos el nuevo Ejecutivo autonómico.

Además, hace poco el Consejo de Gobierno aprobaba el proyecto de ley de presupuestos que podría salir adelante en enero del 2020. Y eso también es estabilidad. Y por si todo esto fuera poco, la comunidad tendrá representación en el Congreso de los Diputados a través de Teruel Existe, otra marca que, por cierto, se hace cada vez más global.

Quizá sea un buen punto de partida para encarar las turbulencias de la desaceleración económica que acechan a la economía europea. Quizá es que algo está cambiando y Aragón, por fin, se ha quitado los complejos y se ha inyectado una buena dosis de autoestima. Ójala. Esa sería una gran noticia.