Título: ‘A este lado del gallinero’

Autor: José Luis Garci

Editorial: Reino de Cordelia

En el prólogo de A este lado del gallinero, José Luis Garci rememora muchos de sus más vivos recuerdos de infancia. Que transcurrió en buena medida en la Gran Vía madrileña, cerca de las calles donde él nació en plena y oscura época de la posguerra. Su afición por el cine, rayana en la pasión que acabaría desbordando en él la vocación del director cinematográfico que llegaría a conquistar un Oscar, se disparó con los estrenos en Cinemascope, en los cines de la Gran Vía.

En sus gallineros, claro está, pero que, para el niño Garci, con su pan de bola y su chocolate terroso entre las manos, eran lo más parecido al paraíso. En especial, si aparecía en la pantalla Ivonne de Carlo, «con sus ojos tan verdes como el Caribe y esos labios tan rojos como para un besar sostenido». El joven Garci se iba enamorando de todas las grandes divas de Hollywood, de Esther Williams a Hedi Lammar, mientras, dentro de él, se iba configurando una especial sensibilidad hacia el lenguaje del séptimo arte.

Pronto aprendió las distintas maneras que tenían de hablar con imágenes los directores americanos y los europeos. Los segundos, saturados de historia y cultura, pretendían transmitir en todo momento que lo que hacían, cada plano, cada diálogo, era único e irrepetible. Los americanos, simplemente, transmitían. Por un lado, John Ford, Hithcock, Nicholas Ray; por otro, Visconti, Truffaut, Rosselini...

A este lado del gallinero está compuesto por una veintena de artículos que no llegan a ser ensayos pero que se acercan mucho a este género de pensamiento. Porque ideas, y muchas y brillantes, son las que el director español va vertebrando a medida que entra en los temas de fondo de una historia del cine que conoce como si hubiera estado en sus rodajes.

Lo kistch, lo noir, el western, el romance, el cine bélico, bíblico o histórico van turnándose bajo la lupa de su análisis. Que es, en parte, el de un historiador del cine, pero, sobre todo, el de un director. Siendo en esa acepción, y en las más genuinas de sus opiniones, donde el texto reluce con destellos de claridad y lucidez, enseñándonos su autor a ver el cine desde otros puntos de vista, ópticas de cámara, trucos de guionista, de director de fotografía o vestuario que ni siquiera habrían pasado por nuestra imaginación.

La edición de Reino de Cordelia, realmente magnífica, como tantas de este sello distinguido con los mejores premios a la edición, incluye todo un aparato de ilustraciones cinematográficas, a base de carteles y fotogramas en los que volvemos a recordar y homenajear a las grandes películas y actores, desde Lo que el viento se llevó a la glamurosa pareja Ava Gardner-Frank Sinatra.

Fotos de estudio de Coleen Gray o Deborah Kerr nos recuerdan cómo se iluminaba, se posaba o vestía en las épocas doradas de Hollywood, cuando las estrellas lo eran, realmente, y deslumbraban los sueños y la Gran Vía de aquella infancia de los niños de posguerra, con tanta y tan glamurosa luz que llegaba incluso a a aquellos gallineros, o paraísos, donde José Luis Garci aprendió a soñar.