Ante los numerosos retos de una legislatura que estará más marcada que nunca por la necesaria adecuación de la financiación autonómica a las necesidades de Aragón, una transición ecológica compatible con la creación de empleo en las Cuencas Mineras y el impulso a unas infraestructuras estratégicas, serán más necesarias que nunca unas buenas relaciones entre el Gobierno central y el de la comunidad. Se da la paradoja de que, a pesar de que el PSOE lidera los gobiernos en ambas administraciones con Podemos ocupando en ambas un papel notable, hay un elemento inesperado que por necesidades de la investidura ha introducido Aragón en la agenda gubernamental por encima incluso de las reiteradas demandas de los partidos de la comunidad.

Este nuevo sujeto es Teruel Existe, incómodo para los socialistas aragoneses y que en cambio ha sido acogido con inusitada simpatía por los principales dirigentes federales, especialmente Adriana Lastra, artífice junto a José Luis Ábalos de un acuerdo gestado en Madrid que promete infraestructuras y un compromiso firme con Andorra tras el cierre de la térmica.

Una de las mayores interlocutoras con Aragón será la vicepresidenta Teresa Ribera (que trabajó y es heredera política de Cristina Narbona), con la que el Gobierno de Aragón ha mantenido tiranteces también ahora camufladas. Una Ribera que gana peso en el Ejecutivo y que va a tener retos fundamentales para Teruel: la transición ecológica de las Cuencas Mineras. El Gobierno de Aragón ya ha manifestado su voluntad de trabajar coordinadamente, al igual que en el reto demográfico, para combatir la despoblación.

A pesar de que las relaciones entre las direcciones de los partidos en Zaragoza y Madrid son muy distantes y se limitan a lo forzosamente protocolario, se han empezado a recomponer ante los desafíos pendientes y ante la necesidad de entenderse por ser los interlocutores necesarios. De este modo, Pedro Sánchez hizo una alusión elogiosa a las políticas de educación y sanidad en el medio rural emprendidas por el Gobierno de Javier Lambán, al que aludió personalmente en su intervención. Un gesto que no pasó desapercibido. El aragonés fue uno de los tres barones socialistas que faltó en la investidura, junto con Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara.

Desde el Ejecutivo autonómico se quitó importancia al asunto y Lambán felicitó a Sánchez a través de un tuit, pero no pasó desapercibida la ausencia de tres personas que en el pasado fueron, junto a Susana Díaz (que asistió al debate), quienes abanderaron las críticas más feroces contra su secretario general y un posible acuerdo de los socialistas con podemistas y nacionalistas. Hoy, han tenido que acatarlo sin opción a la crítica por varias razones: la primera, por el férreo liderazgo ejercido por un Sánchez con mucho más poder orgánico y la segunda porque las decisiones adoptadas ni siquiera han pasado por el comité federal. Por lo que pueda pasar. El secretario general de los aragoneses ha mantenido un prudente silencio durante la negociación, siendo respetuoso con los acuerdos a pesar de que él hubiera preferido otras alianzas,

Preocupa el papel que puede ocupar Teruel Existe y las repercusiones que puede tener su protagonismo en el propio Aragón. Es decir, si capitalizarán las acciones gubernamentales que puedan conseguir tras su apoyo a la investidura. Y más después de que el PSOE aragonés y turolense esté preocupado con la irrupción de esta agrupación de electores y sus futuras intenciones en nuevas citas electorales. Una situación similar se le abre a CHA, que al principio aplaudió su irrupción y que ahora podría perjudicar sus intereses si Teruel Existe abandera en Madrid las demandas tradicionalmente encabezadas por los aragonesistas.

Una situación similar se da en Podemos, donde sus principales líderes en Aragón, Maru Díaz y Nacho Escartín, asistieron al debate de investidura en Madrid y mostraron su alegría por la entrada en el Gobierno. Ambos han tenido con Pablo Iglesias diferencias orgánicas. La formación también debe marcar su estrategia para evitar quedar desdibujada en ambos Ejecutivos, en los que el PSOE -al tener mayor representación e infraestructura- puede rentabilizar los posibles logros y Podemos los posibles tropiezos.