Queridos lectores, metidos de lleno en el sofocante verano, unos disfrutando ya de sus merecidas vacaciones y otros en la impaciente espera de cogerlas, me gustaría compartir con ustedes algunos cuentos o relatos breves que, tras más de treinta años de fervorosa lectura del género, considero extraordinarios, bueno… mejor dicho, obras maestras.

Dado además, el ritmo de vida al que estamos sometidos, se me antoja este tipo de lectura más que idónea, sobre todo para aquellos que ven limitado su placer de leer a los largos desplazamientos ya sea en autobús, tranvía, metro, etc. Digo esto sin menoscabo en absoluto de un género (que es el mío) y del que opino que su máximo disfrute se consigue en el sillón de un saloncito a la luz de una pequeña lámpara y en silencio absoluto.

Sí debo ponerles sobre aviso que me alineo entre los cuentistas que defienden la brevedad, la ausencia de reglas establecidas y los finales impactantes o abiertos, como principios básicos del cuento. “Los mejores cuentos son los que ocultan más que lo que dicen”, leí en una ocasión. Es ésta, una sutil y hasta fantasmagórica característica que me gusta detectar en los cuentos que leo e incluir de forma espontánea -nunca premeditada- en los que escribo. Les dejo mi lista y algún apunte apasionado (no puedo evitarlo) sobre alguno de los autores. Que los disfruten, amigos.

Hans Christian Andersen. Mi favorito y principal referente. El auténtico Fantasim (fantasía e imaginación). El demiurgo que da la vida a todo lo que mira. Ana María Matute en su prólogo del libro La sombra y otros cuentos del escritor danés, lo definió con absoluta precisión: “Aquel niño que en lugar de brazo derecho nació con un ala de cisne.”

La princesa y el guisante

Las flores de la pequeña Ida

La niña de los fósforos

El viejo farol

Historia del año

El hombre de nieve

Por supuesto todos ellos en sus versiones íntegras.

Oscar Wilde. La palabra justa. Aforismo andante. Esteta y rebelde. Otro referente.

El príncipe feliz

El gigante egoísta. (Lloraba cada vez que se lo contaba a sus hijos)

El ruiseñor y la rosa

El hombre que contaba historias. (Tal vez el mejor cuento de la historia)

Mark Twain. Un tipo de lo más divertido. Doble I: ironía e ingenio

El hombre que corrompió a una ciudad

El faldero agradecido

El billete de un millón de libras. (Inolvidable Gregory Peck en la versión cinematográfica de Ronald Neame titulada El millonario)

Luis del Val. Para mí el mejor cuentista español de todos los tiempos. Lo decidí tras leer Mañana de lunes y romper a llorar como un niño.

Tarde de domingo

La muerte del loro

La habitación de al lado

Tiempos de guerra

Una ganga de apartamento

La máquina de discos

Mañana de lunes

Cucharas y tenedores

El teléfono perdido

Un minuto de silencio

La mujer más feliz del mundo

Luis Mateo Díaz.

El puñal florentino

Un suceso

Realismo.

Sopa

Antòn Chèjov

La tristeza

Los calcetines

Las botas

Se fue

Enrique Jardiel Poncela

La primera frase

El paraguas ultravioleta

La caza de leones en el África Austral

La aventura del timbre

El club y el ajedrez

Mario Benedetti

Un boliviano con salida al mar

Triángulo isósceles

Un reloj con números romanos

Rutinas. (Tremendo)

Pacto de sangre

Augusto Monterroso

El paraíso imperfecto

La oveja negra

Los otros seis

Medardo Fraile

La cabezota

Punto y final

Charles Dickens. Canción de Navidad.

C. B. Gilford. El hombre sentado a la mesa. (¡Madre mía, qué maravilla!)

Lucy Lane Clifford. El pez de mentira.

Kenneth Grahame. El dragón remolón.

Mary de Morgan. Una princesa de juguete.

Ruth McDonald. El regalo del día de San Valentín.

Guy de Maupassant. El collar.

Juan Eduardo Zúñiga. La prisionera.

Ray Bradbury. El lago. Extraordinario cuentista de ciencia ficción. Sin embargo yo adoro este cuento.

Luigi Malerba. El chiquitín.

A Borges y a Cortázar no los entiendo.

De Edgar Allan Poe y de H. P. Lovecraft me gusta todo pero tiendo a olvidar sus relatos porque soy muy miedoso.