Zaragoza busca su sitio. Un lugar preferente. La ciudad siente la necesidad de despertar de una vez por todas, de dar un salto hacia adelante y de convertirse en un referente urbano.

La capital aragonesa vive en un cruce de caminos permanente entre Madrid y Barcelona, dos grandes urbes ahogadas por el día a día frenético y por el turismo, lo que ha disparado los precios y el coste de la vida para sus ciudadanos en los últimos años. Y Zaragoza lo sabe. También da fe de ello The Times, la prestigiosa publicación londinense que este mismo año habló en sus páginas de la ciudad como uno de los destinos preferentes y alternativos a las metrópolis saturadas.

En este contexto, Zaragoza debería renacer como un oasis en el horizonte. Por calidad de vida y por oportunidades de futuro. La falta de suelo industrial en Madrid y Barcelona hacen de la capital aragonesa un destino más que apetecible para empresas e inversores. A fin de cuentas, solo está a una hora y media en AVE de estas dos grandes urbes. La ciudad también puede presumir de su potencial como nudo logístico, un hecho que ha constatado Inditex en los últimos 15 años. El gigante textil ha llevado al aeropuerto de Zaragoza a escalar hasta el segundo puesto del ránking en volumen de carga en el 2018, solo por detrás de Madrid.

Lejos de la crispación

Además, Zaragoza representa un remanso de paz frente a la crispación política que viven constantemente Madrid y Barcelona. El conflicto político que respira la comunidad vecina y su respuesta en la capital española han avivado la necesidad de encontrar espacios impermeables a la tensión. Y esta es otra gran baza y todo un activo de presente y futuro para la ciudad aragonesa. Ya se sabe, el dinero huye de la inestabilidad y del ruido. Y este escenario abre nuevas oportunidades para situar a Zaragoza en la élite de las ciudades españolas.

Todo estos factores surgen en un momento en el que la sociedad afronta cambios de relevancia. La irrupción sin freno del mundo digital, la nueva movilidad del futuro, la eclosión de las energías renovables y el protagonismo del talento son ya relevantes vectores de desarrollo. Pues bien, de todos ellos puede alardear la ciudad. El Mobility City, uno de los proyectos más significativos que cocina la ciudad para este año, es un buen indicativo de por dónde debe caminar la capital aragonesa. Porque la era de la electrificación está aquí y el Mobilty puede ser un escaparate ideal para ello.

El talento es otro de los activos que debe aprovecharse, ya que los semilleros de ideas (Zaragoza Activa y el Centro de Incubación Empresarial Milla Digital, entre otros) comienzan a jugar un papel más que relevante. Algunas de las start up que nacieron durante la crisis económica son ya toda una realidad y otras siguen el camino marcado por sus precursoras. Zaragoza necesita que se mime con recursos el talento que encierra y que retorne la gente que se fue. Pero no a cualquier precio. El conocimiento se debe pagar. Y las empresas han de hacer ese esfuerzo, por ellas mismas, pero también por la sociedad.

Cambio de mentalidad

Pero para que todo esto suceda hace falta un cambio de mentalidad. La capital necesita de sus políticos, pero también de sus gentes. La ciudad ansía que la política dé carpetazo definitivo a los debates estériles y a los rifirrafes barriobajeros. Es obligatorio deponer las armas y ponerse a trabajar en los temas importantes.

Zaragoza también confía en que sus ciudadanos den un paso hacia adelante. Una ciudad transitable, moderna, sostenible y bien comunicada es una ciudad que conquista a cualquiera que se acerque a ella. Pues, bien, trabajemos en ello. El tranvía, la peatonalización del centro y la irrupción de las nuevas tecnologías son cambios imparables. Lo contrario es quedarse anclado en el pasado.

Zaragoza, en definitiva, vivió su particular despertar en el 2008 gracias a la celebración de la Expo. Revitalizó una de sus principales arterias, el río Ebro, y se transformó en una ciudad más habitable y amable. Pero la crisis paralizó su más que posible despegue. Ahora, tiene otra oportunidad. Y necesita del concurso de todos.