En su laboratorio del Instituto de Nanociencia de Aragón (INA), mientras investiga las propiedades del grafeno, se llama Mario Peláez. Pero cuando está frente a una cámara con peluca, purpurina, falda y tacones su nombre es Sassy Science. Se le conoce como la primera drag queen del mundo dedicada a acercar la ciencia al gran público. Su proyecto, impulsado por el proyecto Enabling Excellence, reúne lo mejor de los dos mundos. Por un lado, la mirada crítica de la ciencia. Por otro, la transgresión del arte del transformismo. «El drag me permite hacer divulgación científica y activismo», explica. «Transgredir la definición del género es una elección política. Y hablar de ciencia fuera del discurso tradicional también lo es», zanja la científica.

The Sassy Science Project surgió como una iniciativa con la que crear un espacio para hablar de ciencia de manera inclusiva. «Quería crear un tipo de contenido que hablara directamente a las mujeres, a los colectivos LGBTI, a las personas racializadas y a las discapacitadas», argumenta Sassy. «La divulgación no es neutra. La manera de hablar de ciencia también tiene una importante carga ideológica. Y, hasta ahora, la mayoría de las personas que se dedican a ello son hombres que hablan del tema como si esta fuera algo totalmente aséptico. Este discurso normativo solo consigue llegar a los públicos a los que normalmente ya llega la ciencia. Y no, tenemos que romper estos esquemas y construir relatos más diversos en los que se incluyan a las minorías», zanja.

REFERENTES CIENTÍFICOS

La diversidad en ciencia, explica, no es tan solo una reclamación de justicia hacia los colectivos más oprimidos, sino un verdadero compromiso con la ciencia. «Cuanto más diversidad haya en un equipo de investigación, mejor será el trabajo que hagan y sus resultados», explica Sassy. «Si conseguimos que gente cada vez más diversa se incorpore al mundo científico, no tan solo tendremos un entorno más inclusivo sino que también tendremos una ciencia con más perspectivas», añade la divulgadora.

En su canal de Youtube, mientras habla delante de la cámara, Sassy aparece rodeada de un colorido collage de mujeres icónicas. Referentes científicos como Marie Curie, Rosalind Franklin o Hedy Lamarr o aclamadas drag queens como Bianca del Rio, Jinkx Monsoon o Trixie Mattel. Sobre este fondo, la divulgadora relata historia de científicas invisibilizadas por su época y de investigadoras actuales que siguen luchando para hacerse valer. Todas ellas, bautizadas como reinas de la ciencia. «No quiero hablar de mujeres científicas para crear historias inspiracionales. Quiero visibilizar su aportación a la ciencia, los obstáculos que han tenido que superar para conseguirlo y los retos pendientes que quedan por resolver», argumenta.

CIENCIA REIVINDICATIVA

En su caso, asegura, invierte mucho tiempo en pensar qué quiere contar, cómo quiere hacerlo y a quién toma como referente. El objetivo, construir un discurso empoderador. «Si damos visibilidad a otro tipo de referentes científicos, también empoderamos a todos aquellos que se puedan ver reflejados en ellos. Con ello quiero romper con el estereotipo y mostrar que la ciencia es un espacio en el que todo el mundo tenga el privilegio de encajar, más allá de cualquier condicionante social», reflexiona. La academia sigue siendo un espacio muy conservador en el que se deja muy poco espacio para las transgresiones de cualquier tipo. «En el mundo de la ciencia predomina la idea de que para ser un buen profesional tienes que encajar dentro de unos esquemas muy conservadores. Por eso mismo hay muchos científicos que siguen dentro el armario para evitar ser cuestionados por su entorno profesional», argumenta. «Yo, como persona bisexual, he tenido que salir del armario muchas veces para reivindicar mi orientación sexual. Ha sido inevitable tener que lidiar con discriminaciones sutiles pero no por ello menos dolorosas», dice.

Su apuesta por la divulgación y el drag es de por sí una declaración de intenciones. «He escogido hablar de ciencia con tacones, barba y una silueta entallada. Y eso ya es de una transgresión porque supone desafiar las normas de lo que entendemos por ciencia y de lo que definimos como feminidad», explica. Sassy reivindica la libertad de expresión en los entornos más conservadores. «Hay muchos que consideran que si eres una persona femenina no puedes ser un profesional serio y riguroso. Y no. Yo digo que se puede ser abiertamente femenina y ser una buena científica», concluye.