Un barrio imprime carácter, eso es evidente. Si lo hace con la ideología política es más discutible. Aunque atendiendo a la distribución de las sedes de los partidos políticos por la capital aragonesa, algo de eso podría haber. Las callejuelas del centro son el lugar elegido por las formaciones de izquierda, mientras el centro derecha opta por los mucho más señoriales ensanches.

Será una casualidad, pero la mudanza de CHA previa a las elecciones ha sorprendido a la clase política. Hasta ahora tenían su refugio en la avenida del Conde Aranda, la misma vía del barrio del Gancho en la que se encuentra la casa del pueblo del PSOE. Ahora han decidido cambiar de aires hasta la calle Refugio, en pleno Casco Histórico... y a pocos pasos de los locales que ocupa IU. Quién sabe. Igual es un reflejo de futuras alianzas que en este momento parecen bastante alejadas.

Uno de los partidos más inquietos de la comunidad (si pensamos en los locales que ha ocupado en los últimos años) es el PP. En pocos años han pasado por tres calles diferentes. Las elecciones del 2011 las afrontaron desde un espacioso edificio con vistas al teatro romano de la ciudad en la calle Verónica. Justo abajo tenían el primer sex-shop que abrió en la ciudad. Lamentablemente cerró unos meses después del traslado de los populares.

Su segundo destino fue el bulevar de la Gran Vía. Allí, desde un primer piso, afrontaron con estoicismo las manifestaciones alentadas por el 15-M que semana tras semana se plantaba en el renovado paseo con ganas de protesta. Ahora el viejo local lo ocupa un centro médico.

Para su actual ocupación los populares han elegido un espacio en el que no tienen vecinos. Eso siempre es una ventaja para organizar fiestas ruidosas y noches electorales, sobre todo cuando se alarga el recuento. En la calle Ponciano Ponzano el PP dispone de un espacio luminoso y con mucho blanco. Nada que ver con la antigua comisaría que se encontraba en ese mismo lugar durante los años de la Transición.

El PSOE también tiene experiencia en esto de las mudanzas. Ellos dejaron atrás en los años su histórica sede en la plaza San Braulio, una de aquellas casas del pueblo de las que muy poco queda y que acogió tantas y tantas tertulias al lado de un carajillo. Ahora se ha reconvertido en el centro Joaquín Roncal y en los bajos tiene un café de comercio justo.

Bar con billares

El secretario de organización del partido, Dario Villagrasa, anunció cuando asumió el cargo que iba a devolver la actividad social a la gran sede de la avenida Conde de Aranda. El enclave ha sido un punto determinante a la hora de diseñar la actual campaña electoral gracias a las aportaciones de los militantes. Eso sí. Siguen sin bar propio, por eso los conspiradores del partido optan por el aledaño Drinks&pool, que para eso tiene billares.

El PSOE tiene una ventaja física respecto a sus rivales electorales, pues se encuentran situados en un lugar prácticamente equidistante entre el edificio Pignatelli (sede del Gobierno de Aragón) y del palacio de la Aljafería (donde se encuentran las Cortes de Aragón). Es una lástima que sus actuales socios en la DGA hayan decidido alejarse en busca de nuevas calles.

El barrio del Gancho dejó de interesar a los miembros de Podemos hace un par de años. Ahora tienen el local muy cerca del parque Bruil, casi al lado de La Magdalena. La calle Joaquín Aznar Molina es discreta y la sede pasa casi inadvertida a pesar del morado de las paredes. Pocos recuerdan el ático que alquilaron en Puerta Cinegia cuando Pablo Echenique todavía no había dado el salto definitivo a Madrid.

Los vecinos no llegan a afirmar eso de mejor un club de alterne que un partido político, pero en algunos casos podrían. Las pegatinas de protesta en las farolas y fachadas se han convertido en una condena casi mensual, dependiendo de la polémica mediática que se ponga de moda. Una de las formaciones que ha sufrido este tipo de vandalismo ha sido Zaragoza en Común (ZeC). La coalición tiene su espacio en la plaza del Portillo. «Pasan desapercibidos junto al resto de locales y asociaciones», indica uno de los vecinos.

Coso bajo

El partido que preside Arturo Aliaga no destaca en la estrecha acera del Coso Bajo. La discreción es la clave del PAR. Un cartel en la puerta avisa a los viandantes que pueden ser grabados. Ciudadanos se ha estado apañando con un piso en la calle Cinco de Marzo. Preparan su traslado a la calle Pedro María Ric. Esta semana los albañiles estaban colocando el nuevo suelo. La inauguración está prevista antes de las elecciones si se cumplen los plazos de las obras.

Con la mudanza de CHA, la calle Refugio se convierte en un eje para las formaciones zurdas. Los de IU tienen una amplia sede en la que se organizan desde ruedas de prensa a conciertos de guitarra o proyecciones de cine. Por fuera es de las más recatadas: una cristalera gris en la que apenas se intuye el logotipo, muy alejada del despliegue de banderas y colores de los chunteros.

Es una lástima que en Aragón los partidos no tengan asociado un buen local para juergas como pasa en el País Vasco con los batzokis del PNV. Para compensar, el Partido Comunista, en plena calle Mayor, tiene el cometido de convertirse durante las fiestas del Pilar de uno de los puntos de referencia para la celebración alternativa con su barra, sus vasos no retornables y sus carteles llamando a la revolución.

Entre los notables caídos figura la sonada desaparición de UPD. Tenían un estupendo local con puertas al paseo Fernando el Católico que ahora es una tienda de artículos de segunda manos. Uno de los rincones más simbólicos de esta ruta preelectoral.