Con 26 años Manuel Peña se fue a Italia para seis meses y ha estado diez años fuera de casa, dos en el país transalpino y ocho en Inglaterra. Primero fueron los estudios, una ingeniería industrial y un MBA, pero poco a poco el baloncesto fue ganando terreno hasta que se convirtió en entrenador de los Reading Rockets y responsable de su cantera. El pasado verano decidió que quería un cambio y el Tecnyconta se cruzó en su camino, «una llamada tan inesperada como feliz, para mí es venir a casa», asegura el ayudante de Porfirio Fisac, porque sus padres son aragoneses. Entonces puso también en marcha una iniciativa única, un curso de inglés específico para baloncesto cuya primera edición está concluyendo y, la segunda, a punto de abrir matrícula.

Peña fue el número uno de su promoción en el curso superior de entrenadores, fue seleccionador sub-15 de Inglaterra y estuvo también en las categorías inferiores de la federación española. Además, trabajó en temas de consultoría y domótica y siempre ha estado muy interesado en la formación. De todo eso surgió en el 2018 una plataforma online de carácter educativo con el baloncesto como eje y abierto a todo su entorno: entrenadores sobre todo pero también jugadores, árbitros y hasta periodistas.

«El año pasado creamos un curso sobre el paso cero con un grupo de gente que estábamos en el curso de entrenador, que tuvo muy buena acogida, y, a partir de ahí se movieron las cosas, luego uno habló con la Universidad Isabel I de Burgos para que tuvieran créditos universitarios y poco después habíamos abierto un portal en internet dedicado a la formación para gente de baloncesto», explica este castellonense de 36 años.

En la web Sport Coach pueden encontrarse todo tipo de cursos. Sito Alonso y Víctor Lapeña ofrecen uno de minibasket. La nueva joya de la corona es el Master en Dirección Deportiva, único en su género. «El que yo he abanderado de alguna manera es un curso de inglés específico para baloncesto, es 100% online, está dividido en seis bloques diferentes con más de 30 vídeos por bloque. Hay desde un glosario hasta análisis de tiempos muertos, ruedas de prensa, entrevistas», enumera. Él está a la cabeza -sin que le quite tiempo para su trabajo actual porque ya está todo preparado- pero cuenta con varios colaboradores. «Lo he preparado y supervisado yo pero hay otras personas, Óscar Yebra, que está en China, Matías Camino, que está en Dinamarca, y otro maño, Jorge Sanz, que está en Gonzaga», relata.

Y es que si el inglés es un idioma universal en los negocios, el espectáculo o la política, mucho más lo es en el baloncesto. Los equipos, cada vez más multinacionales, se entienden en la lengua de Shakespeare. Basta con acercarse a cualquier entrenamiento o escuchar un tiempo muerto por televisión: las órdenes se dan en inglés. Pero por mucho que un entrenador acuda a una academia a mejorar su nivel no va a encontrar ahí los términos específicos de este deporte. «Vinieron amigos a verme a Inglaterra y les ayudé a ir a una academia, pero había términos para los que la propia profesora me llamaba para consultarme. Por ejemplo, el balance defensivo con esa situación específica de meter una mano aquí, en América lo llaman digging, que es cavar y, claro, ella me decía ‘cómo que cavar si estamos hablando de baloncesto…’ O el Iverson cut, que es un corte horizontal de un lado a otro de la parte de arriba de la zona, que se llama así porque lo empezó a hacer Allen Iverson», relata Peña a modo de ejemplos que no pueden aprenderse en una escuela común.

UNA JERGA PROPIA

Conocer esos términos específicos es fundamental, pero no lo es todo. Por ejemplo, la plantilla del Tecnyconta cuenta con jugadores estadounidenses (McCalebb), lituanos (Seibutis), canadienses (Berhanemeskel), nigerianos (Okoye)... por lo que cada uno tiene su acento y sus particularidades. «Al final vas creando tu propia jerga con ellos para que todo el mundo te entienda. Ahora que una parte importante de mi trabajo es esa transmisión en un tiempo muerto para que llegue la información, pues lo dices con varios sinónimos para que de una manera u otra el mensaje llegue, que es de lo que se trata», explica Manuel Peña, que ahora tiene dos pizarras. La de entrenador y la de profesor.