Los más jóvenes deberían entrar ahora mismo en internet y buscar cómo era el Peugeot 309. Viendo las fotos, se harán rápidamente una idea de la época de España a la que hay que retrotraerse para repasar, aunque sea de manera breve, aquel 14-D de 1988. En un utilitario así se pasó buena parte de la jornada Carlos Pérez Anadón, hoy concejal del Ayuntamiento de Zaragoza por el PSOE y entonces bisoño delegado del Gobierno en Aragón; primero porque apenas tenía 30 años y segundo, porque llevaba 70 días en el cargo. Aquel 309 era un coche de la Policía sin distintivos, camuflado, que Pérez Anadón empleó como despacho ambulante. «Recorrí la ciudad entera ya de madrugada y desde el primer instante me di cuenta que la huelga iba a ser generalizada».

Puntos calientes

El ahora concejal tiene bien guardados en la memoria los detalles principales de aquella larga jornada. Desde el apagón de Televisión Española a las doce de la noche («nos hizo ver a todos que la cosa iba muy en serio»), hasta la manifestación de la tarde por el centro de Zaragoza («recuerdo que fueron entre 35.000 y 40.000 personas, entonces no se mentía en este tipo de cifras»), pasando por el simbolismo del cierre inducido de El Corte Inglés («Es cierto que era uno de los puntos calientes de la ciudad»).

Merece la pena detenerse precisamente en lo ocurrido en la Glorieta Sasera. El pacto soterrado alcanzado por los sindicatos con la dirección del centro comercial no tenía letra pequeña: los primeros montaban jaleo durante un rato en la puerta (alguno también lo hizo dentro pese a no estar previsto) y el centro accedía a sacar la bandera blanca allá por las diez y media de la mañana, más o menos. Y así fue. El Corte cerró y ya nadie tuvo duda: la huelga había sido un éxito.

Eso sí, por si la cosa se complicaba (esto lo sabía muy poca gente), Pérez Anadón había dispuesto que un buen puñado de policías a caballo esperase todo lo oculto posible detrás de la Confederación Hidrográfica del Ebro, a unos pasos de El Corte Inglés. «Los caballos intimidan».

El resto de puntos clave eran los mismos entonces que hoy en día, con la diferencia del cambio de nombres. Hace tres décadas, los autobuses urbanos eran los de TUZSA y el servicio de recogida de basuras estaba a cargo de FOCSA. También en estos casos hubo mucha gestión, muchas reuniones y mucho diálogo previo. «En una situación así hay que tratar de amarrar todo lo que es posible amarrar previamente. Con los sindicatos había diálogo y todas las partes teníamos un gran sentido de la responsabilidad. En la calle siempre hay alguien que se desmanda, pero la labor sindical fue correcta y responsable». Aquella misma mañana, Pérez Anadón y los líderes de los dos principales sindicatos en Aragón, Lorenzo Barón (CCOO) y José Antonio Cid (UGT), no solo participaron juntos en el programa La Rebotica de la SER a primera hora, sino que los tres tomaron café en la sede de la delegación del Gobierno horas después.

«Con el diálogo se va a todas partes. Había muchos cabos atados. Con los buses, por ejemplo, se decretaron unos servicios mínimos del 30%. Más o menos completaban los servicios mínimos aquellos que sí querían trabajar», rememora Pérez Anadón. «En cuanto a FOCSA, los servicios mínimos rondaron el 50% pero recuerdo que miles de zaragozanos fueron muy previsores y no sacaron la basura aquella noche. En el fondo todos sabíamos con antelación que el país iba a parar de verdad, a parar del todo».

Mercazaragoza

Mercazaragoza y los puentes sobre el Ebro, especialmente el de Santiago, completaban el listado de preocupaciones principales del delegado del Gobierno y el resto de fuerzas de seguridad. «De Mercazaragoza nos preocupaba sobre todo el flujo de entrada de mercancías, no tanto el de salida, ya que los detallistas habían hecho acopio los días previos. Las tiendas y mercados se habían abastecido por precaución».

En los puentes se produjeron algunos incidentes, pero según Anadón nada especialmente grave. «Que quede claro que yo no estaba ahí para reventar la huelga, sino para que todo el mundo ejerciera sus derechos y sus obligaciones en virtud de la ley y de la Constitución. Es cierto que hubo algunos altercados y alguna luna de autobús rota, pero en general la jornada se desarrolló con normalidad».