Eliseo Martín es todo un personaje en Monzón. Es uno de los ocho olímpicos que ha dado la localidad mediocinqueña. Su historial, con tres Juegos y cinco Mundiales, con el bronce en París en el 2003 le avalan como uno de los grandes del deporte aragonés. No se ha retirado del deporte en activo y con 45 años el duatlón es su gran pasión.

Ahora ha llegado el momento perfecto para comenzar una nueva etapa. El montisonense ha entrado con el pie derecho en política y fue elegido como tercero de la lista por el PAR. El miércoles tomó posesión de su cargo de concejal de Juventud y Deportes. «A punto estuvimos de sacar cuatro concejales. Nos quedamos a 18 votos. Ser elegido concejal de lo que tú quieres y de lo que entiendes mucho es un privilegio», dice orgulloso.

A sus allegados no les sorprendió nada la decisión que tomó Eliseo. «Mari Carmen, mi esposa, me apoyó al ver la gente que tenía alrededor. Y el resto de mis amigos han visto la decisión muy natural. Desde hace tres legislaturas el PAR quería que formara parte de sus filas. Pero en aquellos años mis hijos eran pequeños y estaba a un nivel bastante óptimo en atletismo». En los últimos años Martín trabajó con corredores populares en el gimnasio Zona Sport. «Ahora tenía más tiempo, mis hijos no necesitan la misma atención. La decisión estaba clara», reconoce.

Muchos están convencidos en la localidad altoaragonesa que el tirón definitivo para el éxito del PAR lo ha tenido el olímpico. «Saben cómo soy y la transparencia que he demostrado en mi vida. Los ciudadanos tienen su confianza en mí y con eso hemos ganado unos votos. Pero yo he venido a reforzar y todos venimos a sumar», explica el oscense.

Eliseo es el concejal de la población y, pese a su nueva responsabilidad, sigue siendo el mismo de siempre. Llano, simpático y cercano, los últimos días ha recibido numerosas felicitaciones. Pero a la vez, ha pulido su lenguaje y ahora es más diplomático. «Muchos me han dado la enhorabuena y están contentos con la nueva situación. Empezar es lo más fácil, pero hay que ofrecer cosas, trabajar y que la gente te dé la enhorabuena con lo que hayamos hecho, no porque sea Eliseo Martín», explica.

Martín ha recibido el apoyo de los dos cabezas visibles del PAR en Monzón. Son Jesús Guerrero y Javier Vilarrubí. Pero destaca a un hombre en la sombra. Es Felipe Burgos. «Es mi brazo derecho. Siempre ha vivido el deporte al cien por cien en Monzón. Aunque no esté en las listas, es muy respetado por lo que conoce».

El PAR entró en el gobierno del municipio en una coalición con el PP. El nuevo alcalde es el popular Isaac Claver, que ha sucedido al socialista Álvaro Burrell, exatleta del Centro Atlético Monzón y cuyas relaciones han sido siempre distantes con Martín. «Los últimos cuatro años no ha habido un buen entendimiento entre el alcalde y el Gobierno de Aragón y esto ha afectado a Monzón. Nuestros votantes pedían un cambio y hemos tomado otra dirección de lo que se pensaba en Zaragoza. Esto es muy entendible para los habitantes de Monzón», indica.

LA PRIORIDAD

El deporte siempre ha sido una prioridad en la localidad y se han recogido grandes éxitos en terreno abonado. «Lo que ha hecho Miguel Aso, el anterior concejal de Deportes, es mejorable. Pero no se ha hecho mal trabajo. Aquí el deporte está respaldado por cualquier partido político. En los últimos 30 años hemos tenido una filosofía de que el deporte debía tener unas buenas instalaciones y se han recompensado con grandes resultados», dice.

Dos han sido sus primeras actuaciones. Se ha creado un equipo femenino de fútbol y se cambia el sintético de la pista de atletismo. Eliseo tiene un sueño. «En el 75º aniversario del Hinaco Monzón estamos madurando organizar por primera vez unos Nacionales absolutos de atletismo. La localidad se lo merece por experiencia organizativa, historia e instalaciones».

Martín sigue siendo atleta del CA Monzón y ve con preocupación la deriva de la gran institución de la villa. Este año a punto estuvo de bajar el equipo masculino a Segunda. «Estuvimos dos años en División de Honor y no se ha repetido. El ambiente de piña y de feeling no es el mismo porque la gente no está con la misma ilusión en el proyecto. Hay cosas que se deben cambiar. Hay que sentarse a hablar y arreglarlas. El problema es la base. Si no la reforzamos, habrá una laguna importante. Pocos dan el paso a la competición en la escuela», acaba.