Todo comienza con un correo electrónico o con un anuncio que te bloquea la pantalla del ordenador y en el que se puede leer el siguiente mensaje (o similar): «He introducido un troyano en una de las webs para adultos que visitas y he grabado lo que hacías mientras navegabas. Tengo imágenes tuyas en una situación muy comprometida. Si no me envías una determinada cantidad de dinero en bitcoins a esta cuenta, le enviaré las fotos a tu familia y a todos tus contactos de Facebook o en otras redes sociales».

Un mensaje alarmante que responde a una modalidad de estafa cada vez más creciente, la sextorsión. Para tratar de atajar el daño que causan en las víctimas, los dos Grupos de Delitos Tecnológicos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón mantienen abierta de forma constante la carpeta dedicada a la investigación de este delito. Como reconoce el inspector jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado y la responsable de uno de los dos grupos que la conforman, se enfrentan a una doble problemática puesto que «los autores no están en España y porque hay pocas denuncias».

La explicación a que pocas personas den el paso de ir a comisaría a contar su historia se debe a la circunstancias que rodean al delito. Tal y como señalan estos agentes, especializados en estafas online, muchas de esas personas tienen que admitir que les han estafado, algo que a nadie le gusta, y a eso se añade que se ha producido mientras están consumiendo pornografía». No obstante, estos responsables policiales señalan que «el anonimato» y el respeto en todos estos casos «está asegurado». De hecho, resaltan que la Dirección General de la Policía mantiene abierta una cuenta de correo electrónico redesabiertas@policia.es, gestionada por especialistas en ciberdelincuencia, y que recibe unas 100 comunicaciones diarias de posibles casos que son analizados de forma individualizada.

Pero, ¿hay que pagar?

Los responsables de Delitos Tecnológicos resaltan que dentro de la sextorsión hay dos tipos de modus operandi. El más habitual es en el que una mujer contacta con un hombre y tras una conversación le propone encender la cámara de su ordenador o móvil y enseñarle cómo se desnuda. En un momento dado le pide a la víctima que le muestre lo que está haciendo porque ella quiere ver. Es el momento en el que es cazado por los delincuentes.

Ante ello, la Policía recomienda «siempre denunciar y nunca pagar». «Muchos han pagado y les siguen pidiendo después, incluso cuelgan el material sexual igualmente», señala el inspector jefe.

Por otro lado está la sextorsión en la que te informan que tienen material íntimo que van a difundir. Que han llegado a él tras hackear tu dispositivo.

Este tipo de emails suelen llevar en su asunto el nombre y la contraseña real de la cuenta de correo electrónico a la que te están escribiendo. Por lo general, este tipo de correos electrónicos se envían de forma masiva a miles de cuentas de email, obtenidas en bases de datos ilegales que se han comprado en la dark web.

En estos casos «es muy probable, aunque no siempre», según la Udyco, que los delincuentes no tengan ningún vídeo ni foto de la víctima. Simplemente lo mandan a miles de personas a sabiendas de que muchos caerán en el engaño y pagarán con tal de quitarse el problema de encima rápidamente.

Si se recibe un email de este estilo hay que llevar a cabo tres acciones, según Hervé Lambert, de Panda Security. «Lo primero es cambiar la contraseña de la cuenta de email y posteriormente modificar todas las claves de acceso a las redes sociales y otras cuentas de email, especialmente si se estaba usando las mismas que en el email atacado». Por último, pero igual de importante, es avisar a la Policía de que se ha sido víctima de este chantaje, aunque no se haya caído en el engaño.

El perfil de víctima de sextorsión es de hombre entre los 20 y los 65 años y de cualquier estrato social. Las mujeres representan el 1% en lo que se refiere a este tipo de agresión relacionada con el sexo.