Después de su exitoso periplo en el Mann Filter, Víctor Lapeña se echó el petate a la espalda y decidió realizar un viaje a la otra punta del mundo. El zaragozano comenzaba una nueva aventura y fichaba por el equipo del Nadezhda Oremburgo ruso. Está a 2.000 kilómetros al sureste de Moscú y a 5.356 kilómetros de su Zaragoza natal, entre el sur de los Urales y la frontera de Kazajistán. Desde noviembre la nieve forma parte del paisaje de esta ciudad de 500.000 habitantes que supera los 25 grados bajo cero.

Cuando Lapeña llegó hace dos meses y medio se sintió en otro mundo. «Esto está muy lejos y a veces me pregunto qué coño hago yo aquí. Todo está en cirílico y no habla nadie inglés. Tengo un traductor en el móvil y el chófer me acompaña, le enseño una foto de lo que necesito y lo pide», indica.

Se entrenan en una cancha particular del Nadezhda y en la que disputan los partidos tiene 4.000 personas. «Van 2.500 personas, pero no se notan porque es un pabellón muy grande. Se crea un buen espectáculo antes de los partidos y al final los aficionados chocan las manos de las jugadoras, les regalan flores... Siendo que los rusos no son la alegría de la huerta, la gente es amable». Tiene un soporte muy grande del gobierno y cuenta con varios patrocinadores. «Ahora se apoya más al fútbol y el club lo ha notado. Las rusas mejores las ha fichado el Kursk».

Vive aislado en su mundo feliz con el buen trato de la entidad. «Los fans, la prensa y la directiva me están cuidando. Es un club muy serio y te pagan al día. Estar tan lejos de casa y que haya gente que te cuide es muy bueno. No leo los periódicos porque no los entiendo. Te hace preocuparte poco de lo que pueden decir y eso está muy bien», explica. Lo que más echa de menos es a su familia. «Eso es lo peor de todo. Todos los días hablo con ellos tres o cuatro veces y veo a los niños por videoconferencia».

EL DÍA A DÍA

En el apartamento que le ha puesto el club lleva una vida de soltero. «Suelo cocinar, pero por 7 euros tengo un menú del día en un restaurante cercano a casa. Al teatro y al cine no voy porque no me entero de nada. Voy a un gimnasio y sigo practicando mi inglés. En noviembre empieza lo fuerte y ahora me levanto con 8 bajo cero. Aquí está todo bien acondicionado. En casa voy en pantalón corto y en el trabajo no paso nada de frío», dice.

La Liga rusa cuenta con dos grandes equipos, el Ekaterimburgo y el Kursk y el Nadezhda Oremburgo es el tercero en discordia. Llevan cuatro partidos de Liga. «Son los dos equipos más poderosos de Europa y no pierden un partido. Nosotros estamos muy lejos de ellos. Siendo serios seremos los terceros de la Liga, pero no podemos optar al título como pasa en el Mann Filter», dice.

El Ekateriumburgo lo preparara Miguel Méndez y el Kursk, Lucas Mondelo. El zaragozano asemeja el nivel del Nadezhda al del Perfumerías Avenida. «La Liga rusa son solo diez equipos. Los cinco últimos con todo rusas son del nivel similar a los españoles. El otro día gané un partido por 46 puntos y el Ekaterimburgo ha vencido de 70 puntos». El Nadezhda cuenta con otros españoles, la base Sandra Igerabide y el preparador físico Carlos Martínez. «Tener un español al lado es una ayuda. El día a día es más llevadero». La base del equipo son siete rusas. También tiene dos americanas, una canadiense e Igerabide. «La figura es la americana Erika Willer, pero no puede jugar de momento al no tener el pasaporte en regla. A nivel defensivo no somos muy agresivas al no ser muy atléticas. Destacamos más en el juego ofensivo con mucho pase. La más alta es Tikhonenko con 1.95, que es sobrina del gran jugador ruso», apunta.

Sigue la Liga Dia, aunque el problema es que hay cuatro horas más que en España. «No se me hacen fácil los partidos de tarde. El Open Day lo vi casi todo. El nivel es parecido al año pasado». Se acuerda del Filter. «Me gusta su propuesta y es un equipo fresco. El toque lo da la entrada definitiva de Dornstauder y Fabián Téllez sabe lo que se hace y lo que quiere», afirma Lapeña.