Marc Márquez vive en el mundo de los récords. Es un fuera de serie, un genio, el más grande la historia quizá. El tiempo lo valorará, pero camino lleva. Alcañiz ya se ha acostumbrado a que ese piloto de carácter angelical saque todo su poderío en Motorland y maraville al público, que volvió a poblar las gradas del trazado aragonés. Ganó, otra vez, y lo hizo sobrado, como su puntuación en el Mundial, tanto que en Tailandia ya puede ser campeón de nuevo. Fue un día feliz para el de Cervera, en su 200ª carrera y un cumpleaños feliz para Motorland. Son ya diez Grandes Premios de Aragón y con buena salud. Va la cosa de cifras redondas.

Cierto es que, a pesar de las buenas carreras, no hubo récord para celebrar el aniversario, aunque tampoco las previsiones invitaban a ello, especialmente las meteorológicas. De todos modos, se logró una cifra de público más que aceptable, aunque se quedó lejos de la del 2016, la máxima hasta ahora. En total, durante todo el fin de semana, hubo 104.390 espectadores y, en la carrera, 59.112, por lo que se redujo el número de asistentes con respecto al año pasado en casi 10.000 aficionados, unos datos inferiores también a la media de las últimos cursos y que se quedaron lejos de los 117.326 del 2016. De hecho, solo en el 2011 y 2012 fue menor.

Fue un fin de semana algo atípico, lo cual puede explicar en cierto modo la bajada de asistencia. Un porcentaje considerable de entradas se despachan en los últimos días y casi en las últimas horas (alrededor de un 15% del total) y las previsiones del tiempo no eran nada halagüeñas durante la semana, lo cual pudo echar para atrás a bastante gente, especialmente a aquellos que debían llegar desde más lejos.

Si el año pasado fue el calor infernal, este fue la amenaza de agua, que era potente. Y sí, el día comenzó con agua, con la pista mojada en los warmups, pero para lo importante, para la chicha, hubo sol, temperatura agradable (27 grados) y buen ambiente para seguir las carreras.

Casi pleno español

Además, que se invirtiera el orden de las pruebas entre MotoGP y Moto2, para evitar que la categoría reina coincidiera con el Gran Premio de Singapur de Fórmula 1, dejó las gradas algo desangeladas una vez finalizó la carrera de MotoGP. No fue una retirada masiva, pero sí significativa, lo cual, por otra parte, logró aliviar la salida del circuito y desahogar algo las carreteras. De todos modos, de cara a la promoción turística y de Aragón, fue una buena medida.

Deportivamente, fue otro fin de semana redondo, de espectáculo ya desde los entrenamientos libres, con condiciones cambiantes en la pista y alternativas, aunque con grandes dominadores en las carreeras. En MotoGP, desde el 2012 siempre ha ganado un piloto español. Volvió a ser Márquez, pero antes lo hicieron Jorge Lorenzo, muy desdibujado en la carrera por sus problemas de adaptación a la Honda (fue 19º), y Dani Pedrosa. Por si la fiesta era poca, Arón Canet dominó con mano de hierro la prueba de Moto3 y Álex Márquez, aunque no venció, sigue dando pasos hacia el campeonato tras quedar por detrás de Jorge Navarro y un extraordinario Binder, ya que Augusto Fernández se fue al suelo.

Marc, el hermano mayor, dejó en Aragón casi cerrado su título mundial, el sexto en la categoría reina y el octavo en total. Y lo hizo atravesando la línea de meta haciendo referencia a Aragón, a una tierra que es talismán para él. Le gusta Alcañiz y domina en Alcañiz. El miércoles empezó su fin de semana pescando un siluro de 50 kilos en Mequinenza y ayer se levantó de la moto en plena recta principal e hizo el gesto de recoger el carrete. Después, con sus mecánicos, en plena efervescencia de felicidad, lo repitió.

Al que no le fue bien es al piloto más local. A Álex Rins, ganador este año en Austin y Silverstone, y que volvía a correr al lado de su querida Valdealgorfa, ya se le había torcido el fin de semana con los libres, teniendo que hacer la Q1, y en la propia clasificación, sin poder pasar a la Q2. Por si fuera poco, en la primera vuelta entró colado y se llevó puesto a Morbidelli.

Ya no pudo luchar por el podio ni por nada bonito, pero se llevó el honorífico premio de ser el piloto más divertido del día por su remontada y sus pasadas hasta el 9º lugar, justo por detrás de un Valentino Rossi a la sombra de Viñales. Es el año en el que Rins tiene mejor moto, pero no pudo llegar al podio en el cumpleaños feliz de Motorland.