Todo el mundo habla maravillas de él. Todo el mundo destaca su enorme simpatía, su tremenda predisposición al trabajo, su espíritu competitivo, su determinación a la hora de valorar todo lo que prueba y, sobre todo, tal y como ha reconocido (y elogiado) su jefe, Alberto Puig, el hombre que lo contrató para el equipo Repsol Honda, poseedor de la Triple Corona, "se le nota que ha mamado motos desde que nació, se le nota que lleva el ADN Márquez en la sangre y que tiene una extraordinaria actitud ante el trabajo y tiene método, vital cuando uno es novato en MotoGP".

Àlex Márquez va dando pasitos. Nada que ver con aquel bicampeón de Moto3 y Moto2 que, nada más subirse, en Cheste (Valencia), a la Honda RC213V, se cayó a la tercera curva. "Mira, ya ha aprendido, en 20 segundos, lo duro que es llevar esta moto", dijo entre bromas su hermano Marc. Aquel piloto ha evolucionado tanto que durante todo este fin de semana no se ha caído y cada día ha mejorado su tiempo.

Coincidencia de criterios

Marc y Àlex han coincidido juntos un par de veces, siete, ocho o nueve vueltas, no más, en el circuito de Sepang. Y es que no se buscan, lo que no quiere decir que no intercambien información. Es más, Marc asegura: "Me gusta porque las opiniones de Àlex sobre todo lo que prueba son muy parecidas, casi idénticas, a las que damos Cal (Crutchlow) y yo, lo que significa que el desarrollo de la moto irá en la misma dirección". Desde luego, ni Dani Pedrosa ni Jorge Lorenzo coincidían con Cal y Marc.

Marc dijo más, mucho más. "He visto a Àlex muy bien metido en la moto, pese a que su cuerpo es más grande que el mío. Pilota tirándolo hacia adelante, con la cabeza metida en la cúpula, manejando muy bien el tren delantero, que es la única manera de hacer el tiempo con la Honda. Lo está haciendo muy bien, ya sabe cómo debe pilotarla para ir rápido".

Es evidente que Àlex, de momento, no es rival para nadie y mucho menos para su hermano, pero tiene toda la pinta de que lo será. "Me voy muy contento de Malasia, mucho, porque he cumplido todos los objetivos que nos hemos marcado. El 'feeling' con la moto es muy bueno, la relación con el equipo brutal y hemos ido bajando el crono en casi cada salida a pista que hemos hecho. Queda mucho, sí, pero estamos en el buen camino".

Adaptado a la Honda

Àlex es más alto, tiene más cuerpo, más piernas, más brazos que Marc, el campeonísimo de Honda, "pero ya va sentado perfectamente en la moto, añade su hermano octocampeón. "Bueno, yo creo que ser más grandote que Marc te ayuda en unas cosas y te penaliza en otras, pero no he notado nada que me impida ir deprisa. Yo soy algo más fino que él pilotando y noto que mi cuerpo se ha adaptado rápidamente a la moto".

Marc y Àlex, protegidos por Alberto Puig y Emilio Alzamora, mánager de los dos pilotos de Honda, tratan de hacer su camino por separado e insisten en que intercambian poca información. Nadie se lo cree. "Mis problemas de ahora son de adaptación y, por tanto, yo creo que, cuando empiece a ir rápido de verdad, surgirán los auténticos problemas. Ahí, tal vez, sí necesite algún que otro consejo de Marc. De momento me lleva la moto, pero no tardaré en llevarla yo a ella", se sincera Àlex.

Tranquilidad con Àlex

"Vuelvo a decir lo que dije el día que anunciamos el fichaje de Àlex: no vamos a presionarle, no vamos a pedirle nada más que trabajo duro, que se adapte a la categoría, al equipo, a la Honda y a nuestra forma de trabajar", insistió este domingo Puig, en una pequeña charla con EL PERIÓDICO. "Quien está aquí para ganar es Marc; Àlex está para aprender y ser algún día candidato a la victoria. Nos ha sorprendido mucho y bien, pues esta categoría es muy dura, muy difícil, muy competitiva y este circuito es un destrozapilotos, por el calor, la humedad y sus durísimas condiciones y él sobrevivió, con determinación, al simulacro de 16 vueltas".