El joven piloto mallorquín Joan Mir (Suzuki) ya ha dado el primer paso, el más importante, el que más preocupado le mantenía en su refugio de Andorra, para ser flamante nuevo campeón del mundo de MotoGP: ha vuelto al circuito de Cheste (Valencia), donde triunfó a lo grande, el pasado domingo, ganando su primer GP de la categoría reina, el que muchos creían que no ganaría, con un PCR negativo, que le da acceso al primer fin de semana en el que tiene todas las de ganar, sino el GP, sí el título, que es, ahora ya sí, lo único que le interesa.

Mir, como ocurre con el resto de magníficos del paddock de MotoGP, cree que, por más bondad y vigilancia que te autoimpongas, es fácil contagiarse y por eso, acabada la carrera (y el triunfo) del pasado domingo, Mir decidió coger su coche y regresar a Andorra, encerrándose en casa con su compañera Alejandra López, entrenadora de gimnasia deportiva y auxiliar veterinaria, encargar vía online la compra de toda la semana y no ver a nadie ni salir de casa.

Con el miedo en el cuerpo

Llevo mucho tiempo diciendo que el peor rival que tenemos todos los pilotos es el Covid-19, ha reconocido, de nuevo, Mir a El Periódico. No yo, que voy líder, sino todos, todos, pues contagiarnos puede arruinarnos todas nuestras ilusiones y las del equipo, las de la fábrica, la del Mundial, después de tantos esfuerzos como estamos haciendo para que esto funcione en beneficio de la industria, la afición y, sobre todo, para mantener en pie, vivo y en marcha, nuestro deporte y espectáculo.

Ese PCR negativo (lo dije hace tiempo: ese tema me tiene acojonado) permitirá a Mir asistir hoy, como líder, a la conferencia de prensa del Gran Premio de Valencia, que se celebrará, de nuevo, a puerta cerrada, en Cheste y que le puede otorgar el título, a falta del GP de Portugal, de la próxima semana, en Portimao. Para ello, el piloto mallorquín, de 23 años, no tendrá que ceder más de 11 puntos ante el dúo que le persigue, el francés Fabio Quartararo (Yamaha) y Alex Rins (Suzuki). Hay algunas fórmulas que convertirían a Mir en campeón a las 14.46 horas del domingo: subirse al podio, sin importar que hagan los demás; terminar 4, 5 o 6, si Quartararo y Rins no ganan; acabar 7 y que Quartararo, Rins y Viñales no ganen; acabar 8, 9 y 10, que no gane Viñales y que Quartararo y Rins no terminen mejor que terceros.y así muchas más.

La vida de Mir, tanto en su casa de Andorra, donde habitualmente se entrena en compañía de otros compañero de MotoGP, como Viñales, Rins y los hermanos Espargaró, entre otros, como en los circuitos, se basa en respetar el riguroso protocolo protector del Covid-19 que se ha impuesto él y su amigo, preparador físico y asistente, Tomás Comas. Llevamos meses sin hacer tonterías, sin salir a cenar, sin celebraciones, sin ir donde no debemos, sin citarnos con nadie, pero yo sé que todos en el paddock están haciendo lo mismo. No pretendemos ser héroes, simplemente, tratamos de evitar problemas. Podemos perder, sí, pero lo que no podemos es dejar de competir por un despiste nuestro, comentan Comas y Mir al unísono.

Mir dejó su casa de Andorra despidiéndose de sus tres perros, de los que no se separa nunca. Dakota, que, probablemente, no tenga nada que ver con el nombre del hijo del mítico y popular piloto norteamericano Randy Mamola, Kirby y Bruno, esperan que papá Mir regrese, la semana que viene, convertido en el nuevo campeón del mundo de MotoGP.

Mir es, en el buen sentido de la palabra, muy ambicioso. Tiene muy claro qué debe hacer en cada momento, estudia minuciosamente a sus rivales y, sobre todo, tiene una programación, una manera de acercarse al domingo, muy profesional y eficaz, ha comentado, a El Periódico, Alex Crivillé, primer campeón del mundo español de 500cc y embajador de AMV Seguros en el Mundial. Yo creo que Joan tiene el título en el bolsillo y si, como parece, tendremos un fin de semana seco, sin agua, en Cheste, acabará imponiendo, como ya hizo el pasado domingo, su fino pilotaje, esa manera tan suya y suelta, limpia, con trazadas increíbles y sacando el cuerpo que le caracteriza, un estilo muy propio de dominar la moto. Será un gran campeón.

Cuando le preguntas a Mir qué tiene que hacer para ganar el título, el mallorquín no pide ni suerte, ni ayuda de Rins, pues Alex, matemáticamente, aún puede ser campeón, ni órdenes de equipo, pide repetir lo que han hecho hasta ahora. Esto es tan simple y complicado como seguir haciendo lo que estamos haciendo cada fin de semana. Si hacemos eso, será muy complicado no ganar el Mundial. Pero todo eso es muy fácil decir, pero muy, muy difícil de hacer.

Ni que decir tiene que nadie, en el team Suzuki, ni en el entorno de Mir, quiere hablar (ni ser preguntado) por la celebración. Primero, ganemos. Suzuki hace 20 años que no gana este título. Y, luego, haremos la fiesta, dice el mallorquín.