El pasado mes de diciembre se presentó la Estrategia Aragonesa de la Bicicleta, un documento que recoge 25 estrategias y 114 acciones para impulsar el uso de la bicicleta de manera transversal: movilidad, salud, innovación, empleo, turismo, deporte y educación. Esta estrategia se desarrollará a lo largo de siete años y cuenta con un presupuesto total de 16 millones de euros.

El consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, José Luis Soro, explica que «cuando hablamos de bicicleta estamos pensando en los beneficios desde el punto de vista turístico y deportivo, de las facilidades que ofrece para la movilidad diaria pero también de los beneficios medioambientales, de salud pública, de mejora de la salud personal…». Porque el uso de la bicicleta lleva asociadas una serie de ventajas personales y colectivas que la hacen imprescindible para dar un salto cualitativo en la manera de entender la movilidad.

La Estrategia Aragonesa de la Bicicleta se centra en el impulso del uso de la bicicleta a nivel global. De esta forma, busca fomentar la movilidad a los centros de trabajo, colegios, administraciones, universidad… Para lograrlo, contempla una serie de políticas públicas y fiscales para la promoción de la bicicleta que incluyen trabajar a través de las ordenanzas y políticas locales, crear espacios para aparcamientos, buscar la gestión y reciclaje de bicicletas a través de depósitos municipales, instalar puntos de recarga eléctrica para bicicletas de pedaleo asistido, impulsar ayudas públicas para la compra de kits eléctricos para transformar las bicicletas o buscar la intermodalidad en el transporte público. El primer autobús con espacio para bicicletas ya circula entre Zaragoza y Villamayor de Gállego.

José Luis Soro considera que, para favorecer el uso de la bicicleta y otro tipo de vehículos de movilidad personal no motorizada, es preciso crear redes seguras por las que circular, nodos de intermodalidad para completar los itinerarios, aparcamientos seguros, incidir en la educación vial y la pacificación en las vías… En esta línea trabaja también el Consorcio de Transportes del Área de Zaragoza (CTAZ) con su apuesta por la creación de carriles bici y ciclovías que sirvan para conectar la ciudad con su área metropolitana y favorezcan el acceso a los polígonos industriales o los desplazamientos entre municipios usar el coche.

Soro afirma que «el primer ejemplo lo tenemos en el carril bici que une La Puebla de Alfindén con su polígono industrial. En el 2021 afrontaremos la unión de este polígono con el de Malpica y así sucesivamente hasta que se conecte con Zaragoza». Al mismo tiempo se están desarrollando ya los estudios informativos para crear los carriles bici entre Zaragoza y Utebo y Zaragoza y Cuarte de Huerva.

Para el CTAZ es necesario conseguir vías seguras para cambiar los hábitos. Este proyecto de carriles bici se une a la CicloReZ, red de caminos saludables del área metropolitana de Zaragoza, una iniciativa para conectar municipios y zonas industriales a través de senderos ciclables que ya es una realidad en el entorno del corredor de la A-68, entre Zaragoza y Figueruelas. En el 2021 se prevé iniciar su extensión a todos los municipios y corredores del área metropolitana, algo que ya cuenta con la financiación suficiente gracias a un convenio suscrito entre el CTAZ y la Comarca Central de Zaragoza.

Soro señala que «el desarrollo de las actividades vinculadas al uso de la bicicleta es también una oportunidad para generar empleo y desarrollar la economía». Las rutas, senderos y vías verdes son algo más que paseos ciclables por los que recorrer paisajes y patrimonio. Vinculados a ellos se ubican negocios de hostelería, talleres de reparación o empresas de turismo y desde pequeñas iniciativas a grandes eventos deportivos que sitúan a Aragón en el mapa de la bicicleta.

Un vehículo que crea empleo en los pueblos

La implantación de la bicicleta es un reto también en el medio rural. El desarrollo de la movilidad con este vehículo supone una importante oportunidad para generar empleo. La creación de rutas deportivas y lúdicas basadas en el turismo de dos ruedas es una excelente forma de desarrollar nuevos nichos de mercado. Y también en el medio rural hay mucho trabajo por desarrollar en lo que se refiere a la movilidad personal. Si bien es cierto que existen municipios con un uso arraigado de la bicicleta en el día a día, ahora es preciso trabajar -especialmente en los municipios de más de 5.000 habitantes- para generalizar este tipo de alternativas que se han perdido con el tiempo. El acceso a las zonas industriales, la forma de hacer la compra o el acceso al ocio en bicicleta debe ir ganando presencia frente al automóvil.

El futuro de la ciclologística

Tanto el servicio de entrega de paquetería como la logística para el comercio o empresas en el entorno urbano han experimentado un gran incremento. La bicicleta adaptada como vehículo de reparto tiene un gran potencial de crecimiento y la oportunidad de formar parte de la solución a la congestión de los núcleos urbanos. La denominada distribución comercial de última milla utilizando bicicletas y triciclos de carga es una realidad asentada en países europeos del entorno, mientras que en nuestras ciudades tiene una presencia tibia. Sin embargo, si pensamos en un modelo más sostenible que el actual, más pacífico y menos frenético, no es complicado visualizar métodos de reparto más responsables e igual de eficientes basados en la bicicleta y vehículos no motorizados. Si contamos con las ventajas de las nuevas tecnologías; si pensamos en los locales y edificios que pueden recuperarse para convertirse en centros logísticos urbanos; y si tenemos el empeño de que se cree un tipo de empleo social y económicamente justo estaremos ante una oportunidad inigualable para pacificar nuestras calles y mejorar la calidad del aire que respiramos.