Hace once años que Marta Alejandre no pisa el Himalaya. Tiene 39 y trabaja como profesora de esquí en la estación de Formigal y durante el verano en la empresa Aragón Aventura. «Echo un poco en falta el aire del Himalaya. Me gustaría volver a una montaña alta, estar en esos lugares remotos, todo lo que supone el compromiso y el esfuerzo personal. Aunque falta el dinero. Pero llegará ese momento y volveré», confiesa la aragonesa.

Marta Alejandre marcó un hito en el deporte regional. Fue la primera montañera aragonesa que ascendió un ochomil. Fue el Dhaulagiri, de 8.167 metros, en la primavera del 2008. Un año más tardé holló la cima del Gasherbrum I (8.068 metros). Su primera tentativa para subir la realizó en el 2007 en el Broad Peak. «Fui con Carlos Pauner y pasé muchos nervios. Me quedé a 7.800 metros y quizás sí hubiera hecho un segundo intento más aclimatada igual habría hecho cima. Pero en España ya me di cuenta que había tenido un punto de no disfrutar», explica Alejandre. Un año más tarde regresó al Himalaya. Esta vez si que tuvo éxito en el Dhaulagiri. «Antes de salir Carlos Pauner me preguntó dos cosas al proponerme subir con él. Me dijo si era capaz de ver muertos y si era capaz de hacer la montaña sola. Y le dije que sí», recuerda.

En el campamento base tuvo el feliz encuentro con la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner. «Fue maravilloso compartir expedición con ella. Me pareció muy humilde, de las personas más fuertes de ese campamento base, muy metódica en los horarios y la veías por encima de las circunstancias». Kaltenbrunner fue la primera mujer en el mundo en subir los 14 ochomiles sin oxígeno.

Recuerda como si fuera ayer el día de cima. «Salimos muy pronto de la tienda. Fue un día muy largo y teníamos buena meteorología. Salí con Pauner y una treintena de alpinistas, pero después íbamos desperdigados, cada uno a su ritmo y eso no es lo más conveniente». Sin embargo, cuando conquistó el G-I, la filosofía fue distinta con Soria. «Salimos juntos de Madrid, llegamos a la cima juntos y regresamos juntos a Madrid. Éramos compañeros de cordada y así lo ejecutamos», dice.

Gran parte del día de cima había que transitar por una travesía a media ladera muy peligrosa. Fue allí donde se mató Pepe Garcés. «Es un terreno peligroso si hay mucha nieve y está helada. Si las condiciones son favorables, se puede subir tranquilamente. Esta vez la travesía estaba bien, se clavaban bien los crampones y no iba encordada». En el Daula también murió el ejeano Santiago Sagaste. Pero a Alejandre no le invadieron los fantasmas en los momentos más difíciles del ascenso. «No pensaba en Garcés, ni en el accidente de Santiago Sagaste. No podía permitir que esos pensamientos me abrumaran porque pasaría demasiado miedo y no tendría la energía suficiente para poder subir. Somos osados si piensas que no te va a pasar nada», explica Alejandre.

Pero por fin llegó muy tarde a cima Alejandre. «Iba muy justa, muy machacada y no tienes claro que vas a llegar a la cima hasta que no la pisas. Son objetivos que se alcanzan arriesgando la vida y eso lo sientes. Transitas una línea muy fina ese día». Alejandre se cruzó con Pauner cuando este bajaba. «Descendía del corredor cimero y me animó porque no me quedaba nada», recuerda.

Alejandre tocó la cima del Dhaulagiri a la primera. Sin embargo, Carlos Soria lo ha intentado sin éxito en diez ocasiones. Y con 80 años lo suyo ya es una carrera contra reloj. Su amiga Marta Alejandre le ha ofrecido acompañarle en su reto. «En su momento lo charlamos. Planeaba ayudarle en la medida de mis posibilidades, pero él no lo vio viable por las condiciones de sus patrocinadores».