La explicación del inicio de la carrera de Bárbara Latorre /(Zaragoza, 14-3-93) es tan sencilla como ocurre casi siempre. «Siempre estaba metida en el pabellón en Fabara, a todas horas jugando al fútbol y una cosa llevó a la otra», recuerda con humildad la jugadora de la Real Sociedad, internacional absoluta, ganadora de dos Copas de la Reina en el Barcelona y una de las mejores que ha dado el fútbol aragonés, honor que ahora comparte con Marta Cardona (Real Madrid) o Mapi León (Barcelona). «Siempre iba con la pelota entre las manos, me gustaban todos los deportes, pero a mi padre le encanta el fútbol y me pegó esa pasión», argumenta.

Los inicios fueron en el fútbol sala y ya en el Natudelia empezó a mostrar su olfato goleador. 57 tantos en dos años le valieron para que el Prainsa, el antepasado del Zaragoza CFF actual, en octubre del 2011 le diera la oportunidad. Vaya si la aprovechó. «Siempre he jugado en posiciones de ataque, o extremo o delantera, porque desde muy pequeñita tenía esa velocidad». Este curso con la Real lleva cuatro goles y dos asistencias en 12 partidos.

Fichó en el 2013 por el Espanyol y después dio el salto al Barcelona, donde llegó en el 2015 y dejó un gran gol para el recuerdo aprovechando esa velocidad, el huracán de su fútbol, al más puro estilo de Messi o Maradona en la Ciudad Deportiva Dani Jarque, una diana imposible ante su exequipo de carrera, regates y dejando hasta seis rivales en el camino, que mencionó Piqué en su Twitter y que se hizo viral. «No pensé que iba a tener esa repercusión. Al día siguiente del gol sí que coincidí con Piqué, que justo lo había tuiteado. Lo que sí sirve es para demostrar que nosotras también somos capaces de hacer muchas cosas en un terreno de juego».

Dejó el Barcelona en el 2019 con «la espinita de no ganar la Liga», pero es feliz en la Real Sociedad, que ahora mismo es sexta en la Liga Iberdrola. «Quería salir, lo necesitaba y estoy contenta», indica. «Mi meta siempre es seguir creciendo y mejorando, lo mismo que ayudar a las chicas que vienen de abajo, poniendo nuestra experiencia en ello, porque les puede valer de mucho».

En esa experiencia con el fútbol no entiende la limitación de la Federación Aragonesa para que en categorías inferiores no se puedan enfrentar los equipos de chicos a los de chicas, porque «en esas edades no hay que poner límites. He disfrutado mucho jugando con chicos y me ha ido muy bien», y deja claro que el fútbol profesional femenino hay que saber mirarlo. «Compararlo con el masculino es un error. Jugamos a nuestra manera, es un estilo diferente y luchamos por lo que hacemos».

El término profesional ya se puede utilizar con todas las letras desde que en agosto se publicara el convenio colectivo. «Es un paso importante y se ha avanzado mucho, aunque la pandemia ha congelado un poco todo. Hay que seguir trabajando y demostrando, como hacemos, que queremos estar en la posición que merecemos», sentencia con absoluta convicción, la misma que tiene en que el deporte va a seguir siendo mucho tiempo el centro de su vida. «Estudio Fisioterapia y mi ilusión cuando cuelgue las botas es seguir vinculada al fútbol o al deporte en general. Es lo que he vivido con pasión y donde quiero estar».