Lo está deseando: «Tengo muchas ganas de volver a empezar otra vez». La tercera, concretamente. Yaiza Martín no deja de mostrar ambición y orgullo. Nada le para. Le cuesta hasta recordar el número de medallas que ha conseguido tanto a nivel nacional como internacional, un claro indicio de su dimensión como deportista. Se puede decir, con la boca bien llena, que es la karateca más laureada que ha dado Aragón. Como muestra, los ocho oros europeos en categoría sénior entre las categorías individuales y de equipos. Y lo mejor, que todavía le queda cuerda para rato. La carrera deportiva de Yaiza ha tenido dos parones. El primero, voluntario. El segundo, el más bonito de su vida, para dar a luz a su primera hija hace tan solo seis semanas. Y ya está pensando en volver, porque el kárate es su vida y está deseando tener otra época de campeonatos y gloria. Pero por partes. Primero, el 2015.

En aquel año hizo un paréntesis en su carrera deportiva para atender a su otra aspiración y otro de sus grandes deseos, aunque no tuvo mucha suerte: «Empecé a preparar oposiciones de bombero y ahora las he vuelto a retomar un poco porque parece que van a volver a salir y es algo que tengo en mente desde hace muchos años. Hice el examen en el 2016, pero tres días antes de empezar con el de la cuerda tuve una lumbalgia».

Entonces retomó la rutina de entrenamientos y competición sin tanta presión, con el afán de vencer y seguir recuperando su mejor nivel siempre que fuera posible pero sin más pretensión que continuar disfrutando del deporte que ha marcado su vida a nivel personal y profesional, desde que a los seis años empezó a practicarlo en unos inicios «un poco macarras». «Estaba mucho con los chicos y enredaba con ellos y había uno que tenía mucha fuerza. Le pregunté que qué hacía para que yo pudiera con todos menos con él y me dijo que kárate, así que mi madre me apuntó», relata.

Eso sí, para continuar después progresando sin tirar la toalla o cambiar de deporte es muy importante que se convierta en tu pasión. Cree que «es muy importante la persona con la que das», tanto que, en el caso de Yaiza, su profesor «de toda la vida» ahora es su pareja y el padre de su hija.

El frenesí y la pausa

Tras volver a competir después de no poder aprobar las oposiciones de bombero, Yaiza volvió a recuperar poco a poco el nivel, tanto que reconoce que estaba «mejor que antes de la pausa». «Empecé a coger medallas otra vez en los Nacionales, a nivel internacional en abril hice bronce en Marruecos en un campeonato de la Premier League», cuenta. Entonces se quedó embarazada.

Eso no impidió que siguiera con su vida. Siguió compitiendo hasta los cuatro meses de embarazo y, hasta que no le quedaron cuatro semanas para dar a luz, no dejó su trabajo enseñando kárate a los niños. Y ahora, quiere volver a tope: «Mi objetivo es retomar la competición cuanto antes, igual que las oposiciones. Después de mi etapa en la que conseguí campeonatos de Europa, medallas a nivel mundial, puede ser que venga una segunda etapa, pero ahora te lo tomas disfrutando un poco más», afirma Yaiza.

Y el día que vuelva dará otro mensaje al mundo, como tantas y tantas mujeres deportistas, cada vez más, que se atreven a dar el paso: «Se puede perfectamente». Sencillo y claro. Eso sí, reconoce que el cuerpo de una mujer acostumbrada al ejercicio físico ayuda en un embarazo. Además, «el cuerpo de una deportista de élite recuerda el nivel que estabas dando hasta entonces y a la vuelta estoy segura de que recuperaré el nivel que tenía antes del embarazo. Sin ninguna duda», afirma.

Se le nota que le está picando el gusanillo, que está deseando volver y ser la reina del tatami. De hecho, no descarta para nada «tener una segunda etapa laureada como la que he pasado y por tenerlo entre ceja y ceja no va a quedar». Luego, los resultados y las sensaciones dirán, pero las ganas de regresar están por las nubes. Y ese primer paso, es el más importante.

Mientras tanto, poco a poco va retomando sus oposiciones de bombero, los entrenamientos para adquirir la forma física y sus enseñanzas a los más pequeños. Yaiza también crea escuela y cantera. Avisados estaban de que el kárate es su vida: «Disfruto mucho con los niños, pienso que son la esencia de todo. Transmiten una pureza por las cosas total. Hay niños muy tímidos o ajetreados que son capaces de mantener unas reglas y transmitir lo que les enseñas y eso no se paga por nada del mundo», relata. Entre sus planes está volver, ser bombera y seguir en el Gimnasio Shuriyama enseñando a los futuros karatecas. Un frenesí en el que, a veces, hay pausas.