Intentar superarte a ti mismo en cada prueba es la mejor virtud de un deportista si quiere llegar a lo máximo independientemente de la disciplina que practique. La autoexigencia que caracteriza a Rebeca Pérez le ha ayudado a lograr un palmarés sobresaliente a pesar de su corta edad, solamente veinte años. Por tanto, los tempranos éxitos de la zaragozana auguran una carrera llena de alegrías en el complicado mundo de la escalada.

Los primeros pasos de Rebeca dentro de un rocódromo llegaron por una coincidencia familiar cuando todavía tenía seis años. Izarbe, su hermana mayor y exescaladora, se apuntó a la escuela de esta disciplina en el CN Helios y la inquietud de Rebeca le hizo ir detrás de su hermana. Ahora, la pequeña de la familia Pérez ha crecido, se ha independizado y compagina sus entrenamientos con el grado en Ciencias y Actividad Física del deporte en Huesca. «Es de los mejores sitios para vivir si eres escalador. Huesca me gusta mucho porque tienes grandes sitios para hacer roca. Es una maravilla porque salgo de la universidad e incluso si tengo la tarde libre me puedo a ir a escalar», explica Rebeca Pérez, que tiene en Rodellar su sitio predilecto para escalar en roca.

En la preciosa localidad oscense inmersa en la sierra de Guara, la escaladora alcanzó uno de sus últimos éxitos. Allí entró en el selecto grupo de españolas que han alcanzado la categoría 8C. «Era una ruta que tenía una dificultad de 8B+ pero si te veías con fuerzas de continuar llegabas a una variante que alcanzaba el 8C porque se añadía dificultad», explica la aragonesa, que está acostumbrada a escalar en roca entre competiciones para cambiar de aires. «Necesito los dos mundos. La roca me hace olvidarme de la competición y así busco una motivación propia que pueda alcanzar. Lo bueno que tiene la escalada es que una vez acabas la competición siempre tienes la roca para recuperar la inspiración», reconoce la aragonesa.

La zaragozana se encuentra actualmente preparando la Copa de España Bloque, Dificultad, Velocidad y Overall, donde espera sumar una nueva medalla a su dilatado palmarés. «Tengo buenas sensaciones porque es una disciplina de fuerza y de potencia y creo que estas características juegan a mi favor», analiza Rebeca acerca de sus mejores características. Por otra parte, reconoce que debe mejorar técnicamente para poder competir en otras cotas internacionales.

Y es que la aragonesa ha aprendido a explotar a fondo sus puntos fuertes y ya se ha alzado con una Copa de España de Dificultad en la categoría sub-20, un Campeonato de España y una tercera posición en el Campeonato Absoluto de Velocidad. «Siempre me han traicionado los nervios por lo que cuando por fin alcancé alzarme con el sub-20 significó haber superado una barrera mental y esto me ayudó a conseguirlo dos veces más», destaca la aragonesa sobre la importancia del poder mental en un deporte tan exigente desde ese punto de vista.

Gestión de las emociones

El alto esfuerzo al que están sometidos los escaladores llega a poner a prueba los límites del propio cuerpo. Por ello, Rebeca ha decidido ponerse en manos de un psicólogo deportivo para que le ayude a gestionar sus emociones durante las pruebas. «Tienes que tener en cuenta las sensaciones subjetivas que estés sintiendo en cada momento y esto se gana con la experiencia», admite Pérez sobre la ayuda de su psicólogo a la hora de crecer como deportista en la categoría de bullder.

La escaladora aragonesa no quiere ponerse metas en su carrera y ya está considerada como una de las mayores promesas en el panorama nacional. «Uno de los retos que me gustaría alcanzar es el de competir en una prueba internacional. Considero que para las pruebas nacionales depende mucho de la dificultad de los bloques y de las vías y este tema está un poco estancado en la competición femenina porque no eligen bloques en los que puedan sobresalir chicas que somos excesivamente fuertes», admite Pérez acerca de uno de sus sueños dentro de la escalada.

Este deporte todavía no ha sido salpicado con ningún asunto relacionado con el machismo debido a su tardía creación. Sin embargo, Rebeca reconoce que en cierta medida las chicas son siempre las que sufren las pequeñas escenas de discriminación dentro de la escalada. «No hay ninguna brecha entre chicos y chicas pero sí que hay algún detalle. Siempre nos toca competir primero y nuestras finales no tienen la repercusión que nos merecemos», critica la aragonesa.