Si alguien conoce el deporte es Chus García Ceballos. Ha sido gimnasta, entrenadora de gimnasia, directora técnica en el club Escuela y en la federación aragonesa, jueza, asesora técnica del Gobierno de Aragón y ahora, y siempre, profesora de Educación Físca. Da clase a 200 alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato en el Miguel Servet y es feliz cumpliendo su vocación, formando adolescentes a través del deporte.

Todo empezó con la gimnasia, aunque podía haber sido con cualquier otro deporte. «Hice natación con el Iris, atletismo, velocidad y vallas, y, cuando empecé con la gimnasia sí que fue más en serio. Encontré mi sitio», recuerda García Ceballos de una época en la que había muy poca oferta de deporte femenino. Pero en la rítmica hubo unas pioneras que marcaron el camino de centenares de niñas, incluida ella. Maite Guardiola, Mari Luz Cuadrado y Carmen Ezquerra pusieron en marcha el club Escuela de Zaragoza.

«Nos presentamos con el cole a un trofeo que hubo por el bimilenario de la ciudad de Zaragoza y, a raíz de eso, hicieron una prueba de selección para empezar con el club», rememora. La selección se hizo en el antiguo pabellón de la Cazar y la pequeña Chus insistió e insistió en ir y esperar hasta que pudo hacer la prueba. Y ser seleccionada. Fue campeona de España sénior en individual y en conjuntos.

Después se sacó el título de entrenadora en Pontevedra y se marchó a Barcelona a estudiar INEF. «Fue una experiencia muy chula porque pillé la Barcelona preolímpica. Vivía en la residencia Joaquín Blume y coincidí con Urdangarín, Garralda, la selección de waterpolo, era muy amigo mío Jesús Rollán. Tuve la posibilidad de quedarme después para la organización de las ceremonias pero era un poco pan para hoy y hambre para mañana y decidí volver a Zaragoza», relata.

De vuelta en casa, se presentó a las oposiciones, sacó su plaza de maestra y siguió ligada a la gimnasia en diferentes facetas hasta el 2015. Entonces recibió una llamada del Gobierno de Aragón. «Me llamó Mariano Soriano para trabajar en la administración y estuve toda la legislatura, también el último año ya con Javier de Diego. Pero la administración quema bastante, eran muchas responsabilidades y no me veía con fuerzas para afrontar cuatro años más», recuerda. Sin muchos recursos, pusieron en marcha proyectos como las aulas de tecnificación o e programa mujer y deporte.

Ahora ha dejado en barbecho todas las demás actividades, pero ya tiene ideas para el futuro. «Una de las cosas que me ronda la cabeza es realizar un estudio, una actualización del código de puntuación para que la gimnasia sea más igualitaria y admita chicos pero no con un código de chicas. Y es lo que veo en los deportes tradicionalmente masculinos, que la mujer se está incorporando pero al modelo masculino, con los campos de fútbol masculino, con la misma indumentaria, las mismas expresiones...».

Y es que queda mucho camino por recorrer para la igualdad en el deporte. Por ejemplo, recuerda que al llegar a la dirección general de deportes en el 2015, la ropa para los Juegos Escolares era masculina y, cuando se le ocurrió pedir la de las chicas, le miraron con cara rara. O estar en reuniones y que le preguntaran si no iba a ir su jefe. O ser invitadas a un foro de fútbol femenino con Javier Tebas y ser, junto a una compañera, las únicas mujeres.

«Los clubs de deportes femeninos siguen gestionados por hombres y eso hace que el modelo se perpetúe siempre igual. Ese es uno de los fallos gordos, si no se cuenta con la opinión diferente estamos repitiendo un modelo, qué más da masculino que femenino. Al final es deporte practicado por mujeres. Como cuando dicen la selección española de fútbol femenino. El fútbol no es masculino ni femenino, es la selección femenina de fútbol». Micromachismos que continúan muy arraigados pero que, gracias al impulso de gente como Chus García Ceballos, que no olvida a sus predecesoras, irán superándose poco a poco.