La primera vez que Carlota Albás pisó un frontón tenía tres días de vida. Su padre, Carlos Albás, era zaguero de mano parejas y sus recuerdos de la infancia están indisolublemente asociados a las tres paredes del frontón. «Los partidos de mano parejas empezaban a la una, pero por todo el ritual de los tacos de mi padre estábamos aquí a las ocho de la mañana. Me han salido los dientes aquí. O te enamoras de este deporte o lo aborreces. Y yo me enamoré», explica Carlota. Además de poder jugar en el rincón del ocho al nueve, la recompensa era la tortilla de patatas de su madre.

Han pasado cuarenta años desde que pisó el frontón por primera vez y hoy Carlota Albás ha vuelto a ser pelotari de mano, es entrenadora, jueza y, desde agosto del 2017, presidenta de la Federación Aragonesa. Y todo en un deporte tan tradicional como la pelota. «Al final no sé si la gente lo ha aceptado y se han acabado las miradas de recelo o me he puesto gafas oscuras y ya no las veo. He estado en todas las finales actuando como técnica, en alguna como juez, y luego en la entrega de trofeos. Ya me organizo. Vengo en chándal, pongo la publicidad, dirijo a mis niños, me pongo el buzo de juez y pido no estar en el último partido, me pongo los tacones y salgo a dar los trofeos. Lo he hecho en todos. En la reunión me dijeron que no me preocupara, que solo esperaban de mí que entregara trofeos, que esa era la labor de la presidenta», relata.

Como jugadora tuvo que dejar la mano por la falta de competiciones y oportunidades en 1996, como casi todas las pelotaris, aunque después se dedicara al frontenis. Así que uno de sus objetivos como presidenta es que eso no ocurra. El otro, revitalizar este deporte atrayendo a más niños. «De las cosas que más llenan es que vuelva a haber escolares, que los niños puedan conocer el frontón, tener a cuatro niños en el torneo Interescuelas, que vayamos a la Emakume y no seamos un relleno. Que nuestras chicas estén dando el callo en frontenis, que los chicos de mano hayan llegado a semifinales de la Copa del Rey, que en herramienta haya un relevo generacional. Hoy por hoy ningún deporte puede vivir sin asentar los principios de igualdad, sin fomentar la inclusión social. No nos empeñemos en separar. Las chicas tenemos que jugar a todo porque las oportunidades para competir son las mismas que pueda tener un chico. Hay que volver a llevar la pelota al cole porque ya no tenemos al abuelo que trae al niño al frontón», desgrana Albás.

Albás II, como señala su camiseta, nunca se desvinculó del todo de la pelota, pero regresó de lleno en el 2015, cuando su entrenador Miguel Ángel Colás impulsó de nuevo la escuela del Stadium Venecia. «En abril del 2016 me preparan una encerrona que es ir a Barcelona a jugar el primer torneo femenino de pelota. Me grabaron un partido, lo subieron a Facebook y el director del torneo dijo, quiero a esa. A partir de ahí ha sido un no parar. Me llamaron de Santo Domingo, que estaban organizando otro torneo de mujeres. Recuperamos el festival del Pilar en octubre, se jugó el primer partido femenino. Y me enteré por los medios de que iba a jugar un torneo internacional que es la Emakume y me apunté al curso de técnica de nivel uno. Soy técnica, presidenta de una federación y árbitro, además de estar en la comisión de Mujer y Pelota de la Española», enumera.

En la presidencia primero salió Pablo Gimeno, «que levantó la federación con el frontenis, que es una modalidad muy practicada». A Gimeno le sucedió David Caballero, «que tuvo muchos problemas con la junta, con clubs y en un momento determinado nos dice que va a dejar la presidencia». Ahí se lanzó Albás. «La gente tenía mucho miedo a que volviéramos los de la mano, encima una tía... tenía el apoyo de David, de Miguel, de Isa (Isabel Torres)... y lo tenía claro, aquí hay que meter mujeres y renovarse, renacer o nos extinguimos». Y en eso está Albás II. «Como dice mi padre, todo va a estar mal, te van a criticar, todo el mundo lo podría hacer mejor, pero no te preocupes que nadie se pondrá a hacerlo». De pelotari a pelotari.